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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Hacia la Gran Europa

A pesar de las tensiones de los últimos tiempos, especialmente la ampliación a los bálticos o el papel jugado por la UE en el cambio en Ucrania, la Cumbre Rusia-Unión Europea diseñó ayer el camino hacia la Gran Europa. El acuerdo suscrito en Moscú define los pasos a seguir, las llamadas hojas de ruta, para crear cuatro espacios de cooperación en materia de economía, libertad y justicia, seguridad exterior y cultura. Va en la dirección adecuada no sólo para impulsar la arquitectura continental, sino también la democratización y la modernización de Rusia. Europa no se construirá en paz y libertad sin incorporar en este gran espacio a una Rusia profundamente cambiada.

Que hay problemas de fondo lo demuestran las exigencias territoriales letonas para redefinir sus fronteras con Rusia, las demandas de los bálticos para que Moscú vuelva a pedir perdón por la anexión de los tres países a raíz del Pacto Ribbentrop-Mólotov de 1939 y la Segunda Guerra Mundial, y las dificultades que imposibilitaron cerrar ayer un acuerdo sobre supresión de visados entre Rusia y la UE y la readmisión en Rusia de los inmigrantes ilegales expulsados por la Unión. Cuando el alto representante europeo, Javier Solana, impulsa a bálticos y a rusos a una "reconciliación" no sólo refleja una cierta irritación europea respecto a Moscú, sino también respecto a Letonia, cuyas demandas cayeron ayer sobre la mesa común de forma inesperada.

La Gran Europa que se está diseñando responde a la visión de unas relaciones estratégicas con Rusia que Chirac, Schröder y Putin, más Zapatero, expusieron en su reunión en París el pasado abril. Bruselas, que defiende la entrada de Rusia en la Organización Mundial de Comercio, pretende también cooperar más estrechamente en la solución de problemas abiertos en Georgia, Moldavia y otros lugares de una vecindad crecientemente compartida. Pero el interés de la UE por un entendimiento con Rusia deriva no sólo de su vecindad o del deseo de construir ese gran espacio común continental. La Europa comunitaria importa un 20% de su gas natural de una Rusia que en 2004 fue el primer productor de petróleo del mundo. Buenos deseos e intereses materiales andan mezclados, como no podría ser de otra manera.

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