Plantón vecinal a la Junta de Seguridad del distrito
"¡Señor Carlos Izquierdo, no nos sentimos representados, ni tenemos confianza en usted como concejal! Nuestro distrito está olvidado. Quizá lo mejor para Villaverde en el futuro sería que volviéramos a ser un municipio independiente de la ciudad de Madrid". Así terminó su intervención en la Junta de Seguridad del distrito de Villaverde el portavoz de los vecinos, Saturnino Ayuso.
Un segundo después, los 18 representantes de las agrupaciones del distrito que estaban en la sala se levantaron y la abandonaron. Llevaban una hora y media escuchando las intervenciones de los portavoces de PP, PSOE e IU. Algunas provocaron la hilaridad de los asistentes.
Como la de uno de los vocales del PP en el distrito, que aseguró: "Villaverde no es un distrito conflictivo ni marginal"; "Es el distrito con más infraestructuras de Madrid y mayores equipamientos". Entre el público se escuchaba, entre carcajadas y risas de mofa: "¡Venga, ya!"; "Anda, ¡acaba ya!".
Los habitantes de Villaverde no pensaban acudir a la junta, en protesta porque el edil de Villaverde la había convocado a la misma hora que la reunión con el delegado del Gobierno, a la que también estaban citados.
Al final se presentaron, "por respeto al resto de representantes sociales y políticos", según aclararon. "Nos consta que el concejal sabía que hoy [por ayer] a esta hora estaba convocada la reunión con la Delegación del Gobierno, ¿por qué nos convoca a la vez?, ¿qué busca?", se preguntaba Ayuso, en representación de todas las organizaciones vecinales.
También desmintió que las agrupaciones del distrito se hubieran reunido con la concejal de Empleo y Servicios al Ciudadano, Ana Botella, como ésta aseguró el viernes. Además, condenó los actos de vandalismo y pidió que las decisiones se tomen de una manera "seria, eficaz y con resultados" porque, reclamó: "Los ciudadanos de Villaverde lo somos de pleno derecho, tanto como cualquier otro madrileño y así queremos ser tratados".
El Consejo de Seguridad, sin la presencia de los vecinos, firmó un acuerdo repleto de buenos propósitos, pero sin propuestas concretas, más allá de buenas palabras. Según recoge el escrito firmado eso implica "un compromiso para trabajar de acuerdo en la construcción de una sociedad basada en la convivencia".
Los vecinos se marcharon de la junta sin saber muy bien en qué habían cambiado las cosas. "Yo no sé si servirá para algo, sólo sé que cuando mi hijo baja a jugar al parque tiene que pagar a unos inmigrantes para usar la cancha", asegura un vecino.
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