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Entrevista:EVA MARTON | Soprano

"Ahora doy más expresión a mi canto con menos gestos"

Cuando Eva Marton habla de ópera no se limita a los aspectos vocales, como hacen muchos de sus colegas. Va directa a la psicología de los personajes, a la esencia dramática, y habla de música y teatro con más sentido común que muchos de los directores de escena que la dirigen. La soprano húngara, que a partir del 17 de mayo interpretará en el Liceo el papel de Kostelnicka en la ópera Jenufa, de Janácek, asegura que con la madurez ha ido depurando su canto en busca de la mayor veracidad. "Con menos gestos, ahora puedo dar más expresión a mi canto y lograr más intensidad dramática".

Jenufa, estrenada en 1904 en la Ópera de Brno, es un crudo drama rural basado en una novela de Gabriella Preissová de estremecedor argumento: Jenufa ha tenido un hijo sin estar casada y su madrastra, Kostelnicka, llega a ser capaz de matar al recién nacido para evitar la vergüenza pública. Marton interpreta a Kostelnicka, la sacristana, en un montaje de la Ópera de Hamburgo dirigido escénicamente por Olivier Tambosi, que podrá verse en el Liceo del 17 de mayo al 5 de junio bajo la dirección musical de Peter Schneider y con la soprano Nina Stemme en el papel titular. Para Marton, que irradia su gran fuerza dramática en escena, no hay papel grande o pequeño si el personaje merece la pena. Y en la Sacristana, afirma, hay mucha tela que cortar. "Es un papel principal. Kostelnicka es esencial en la obra, porque es ella quien comete el crimen más horroroso, asesinar a un bebé tirándolo a las aguas heladas de un río. Sin ella no hay ópera", asegura.

"No descarto en el futuro dirigir escénicamente alguna de las óperas que conozco a fondo, pero a conciencia, no como un capricho"
"Me apasiona mostrar la evolución del personaje de Kostelnicka, una mujer respetada por la comunidad que se convierte en asesina"

"Me apasiona mostrar la evolución del personaje, una mujer recta, que ayuda a todos y es respetada por la comunidad, y que llega a convertirse en asesina ante una situación límite", explica. "Esa tensión queda bien patente en el montaje de Olivier Tambosi, muy simbólico, con una inmensa piedra que se cierne sobre los personajes en los dos primeros actos que sólo pueden ver Kostelnicka y el público, y que simboliza el pecado, el sentimiento de culpa. En el tercer acto, consumado ya el crimen, la piedra aparece en el suelo rota en mil pedazos que los campesinos quieren lanzar contra Jenufa".

Más de 35 años de carrera han convertido a Marton en una estrella admirada y respetada. "El público te aprecia, y eso es maravilloso, porque también espera mucho de ti". Con el Liceo, donde debutó en 1983, sigue teniendo proyectos en cartera, como Clitemnestra, en Elektra, de Richard Strauss, programada en 2008. No hay planes, de momento, para volver al Teatro Real de Madrid, donde en 2003 actuó en Merlín, de Albéniz, en un montaje editado en DVD.

"Ni me planteo dejar de cantar", asegura. "Sigo cantando grandes papeles de mi repertorio, como Elektra y Ortrud, y voy incorporando otros papeles adecuados a este momento de mi carrera, como hicieron en su día Astrid Varnay, Leonnie Rysanek y otras sopranos dramáticas. El repertorio alemán y eslavo ofrece buenos papeles para cantantes en plena madurez, algo más difícil de encontrar en la ópera italiana. No hay otro camino si quieres seguir al pie del cañón".

Lo que cada vez soporta menos es la mediocridad que, a su juicio, abunda en la dirección escénica. "Actualmente, hay cantantes y directores de orquesta mejor preparados que antes, y también las orquestas tocan mejor, pero cada vez encuentras menos directores de escena que merecen ese nombre", asegura. Entre los buenos directores incluye a Tambosi. "Ha creado un espacio casi desnudo donde se concentra el drama, se palpa la tensión, se viven los personajes".

En el Liceo no falta a un ensayo; al contrario, si es necesario, Marton siempre está disponible para trabajar cualquier detalle escénico y musical. "No descarto dirigir escénicamente alguna de las óperas que conozco a fondo en el futuro, pero a conciencia, no como un capricho. Y si el Liceo se anima, estoy dispuesta a fijar un compromiso serio", dice. "Animo a los jóvenes cantantes a ver teatro, a leer, a formarse continuamente. En la ópera no basta con cantar, hay que actuar, hacer creíble un personaje, y en ese trabajo importa el significado de cada palabra, las miradas. Todo al servicio de la expresión. Eso es ópera", afirma con orgullo.

La soprano Eva Marton, ayer en el Liceo de Barcelona.
La soprano Eva Marton, ayer en el Liceo de Barcelona.CARLES RIBAS
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