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Cerrar de golpe las tres centrales nucleares catalanas costaría más de 2.500 millones

La Generalitat estima en 9.080 kilotoneladas extra al año las emisiones de CO2

El Gobierno catalán, que al constituirse en 2003 se pronunció en favor de un programa de cierre de centrales nucleares, quiere reducir su dependencia de esta producción eléctrica de forma gradual para evitar "cargas excesivas" en costes socioeconómicos y de contaminación. El borrador del plan de la energía estima que el cierre inmediato de las tres centrales de Cataluña -entre ellas Vandellòs II, en la que ocurrió el incidente más grave en España desde 1992, silenciado hasta ahora- y su sustitución costaría 1.803 millones de euros en inversiones, más otros 656 millones anuales por otros conceptos. Supondría, además, emisiones de dióxido de carbono (CO2) extra de 9.080,7 kilotoneladas al año.

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Pese a que el plan evalúa las posibilidades de desmantelar las nucleares catalanas, si la Generalitat quisiera hacerlo, no podría. Las competencias son del Gobierno central. De la supervisión de este tipo de instalaciones se encarga el Consejo de Seguridad Nuclear, organismo que hace pocos días admitió la posibilidad de que hubiera negligencia en el control del sistema de refrigeración de Vandellòs II. Dicho sistema sufrió un proceso de corrosión progresiva desde 1993 hasta que se rompió el año pasado, y, de hecho, tras algunas reparaciones, siguió funcionando hasta el pasado mes de marzo.

Vandellòs II es una de las tres centrales que se explotan en Cataluña, junto con Ascó I, que empezó a operar a finales de 1984, y Ascó II, que arrancó dos años más tarde. Las tres centrales representan casi un tercio (29%) de la potencia eléctrica que hay instalada en la comunidad y el 55,8% de la producción bruta de electricidad.

Reducción progresiva

Con estos datos sobre la mesa, el borrador del plan de la energía constata la elevada dependencia de esta fuente energética, y plantea facilitar un futuro "cierre ordenado" del parque nuclear español con una estrategia de reducción progresiva del peso de la producción nuclear sobre toda la producción eléctrica. El objetivo fijado es pasar del 55,8% al 35%.

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La clausura de las tres centrales nucleares catalanas significaría construir 10 centrales de ciclo combinado (generan electricidad quemando gas) de 400 MV adicionales a las que ya prevé como necesarias el propio borrador del plan.

En Cataluña existen hoy cuatro grupos de ciclo combinado (en Sant Adrià de Besòs y en Tarragona), y, además, se están construyendo otros dos nuevos grupos en la localidad de Vandellòs que, si se cumplen los plazos, funcionarán a partir del año 2007. Además de estos proyectos, el borrador del plan de la energía propone ubicar en el área metropolitana de Barcelona otros tres grupos adicionales, con una potencia de 400 MV.

Las inversiones en nuevas centrales se elevaría, según las estimaciones de Trabajo e Industria, a 1.803 millones de euros. Pero a dichas inversiones habría que sumar los costes de combustible, operación y mantenimiento (565 millones al año) y los costes de compra de derechos de emisión (90,8 millones de euro al año, aproximadamente).

Compensaciones

De hecho, la cifra real sería muy superior. Cerrar una nuclear antes de su periodo de amortización (la vida útil de una central ronda los 40 años) costaría mucho más porque habría que compensar con cantidades "importantes" a sus dueños. El informe no dice quién debería pagar el cierre de los reactores, sin contar con los costes para reconfigurar la red básica de gas y electricidad, el incremento de la electricidad para el consumidor final o el avance de inversiones necesarias para desmantelar las centrales.

Así que las nuclear continuarán, y habrá que afrontar la previsible saturación de las piscinas donde se almacenan los residuos de alta actividad de las centrales (los elementos combustibles de uranio que abastecen al reactor), a partir de 2012.

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