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Reportaje:

¿Una nueva OEA?

La elección de José Miguel Insulza como secretario general de la Organización de Estados Americanos puede ayudar a que la institución deje de ser irrelevante

La elección del chileno José Miguel Insulza como secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) abre la posibilidad de nueva vida para el organismo que reúne a los 35 países del continente (34 activos, porque la participación de Cuba está suspendida desde 1962). Por suerte para la OEA, la decisión se adoptó por consenso, después del pulso que Insulza mantuvo con el mexicano Luis Ernesto Derbez. Si a los problemas que lastran la organización -ineficacia, presupuesto escaso, diferencias internas- se hubiera sumado un secretario apoyado por la mitad de los países, su futuro hubiera sido tan poco prometedor como la mayor parte de su pasado.

"La OEA no es una organización muy vibrante", dice Peter Hakim, presidente de Diálogo InterAmericano, un centro de análisis de Washington. "Tiene poco dinero, sufre divisiones y no cuenta con un historial de grandes éxitos". En el organismo hay principios globales -desarrollo de la democracia y los derechos humanos, seguridad, lucha contra el narcotráfico, combate contra la corrupción y promoción del libre comercio-, pero cada país tiene sensibilidades y conveniencias distintas. Y a pesar de que ha aumentado sus actividades, el presupuesto -84 millones de dólares al año- no ha cambiado desde hace una década. De los 34 miembros, 19 aportan sus cuotas con retraso. Es habitual la queja latinoamericana sobre el exceso de influencia de EE UU en la OEA: su sede en Washington -con la estatua de la reina Isabel de Castilla en la fachada principal- está a pocos metros del Departamento de Estado y de la Casa Blanca. Algunos sueñan con trasladarla, pero, a la hora de la verdad, Washington aporta el 60% del presupuesto.

El actual problema político más complicado de la entidad es el de Venezuela
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¿Podrá Insulza, socialista y conocido en Chile como el panzer, superar la parálisis y las diferencias y convertir a la OEA en un ente relevante? "Su experiencia y su capacidad para resolver situaciones políticas complejas sugieren que hay razones para confiar en que pueda hacer las tres cosas que hacen falta", cree Hakim: "Construir un consenso sobre lo que la OEA debe hacer para defender la democracia, demostrar más autoridad y lograr más respaldo que anteriores secretarios generales, y conseguir que los países aporten los recursos para que la organización sea viable, porque depende demasiado de Europa, Canadá y EE UU".

Aunque Fidel Castro ha insultado ya a Insulza por haber defendido la necesidad de promover la democracia y el respeto a los derechos humanos en Cuba, el problema político más complicado de la OEA es el de Venezuela. Insulza deberá poner toda la carne en el asador para que la asamblea de la OEA, que se reunirá en Florida dentro de un mes, no se convierta en un campo de batalla entre Caracas y Washington. Una de sus mejores aliadas podría ser la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, que parece decidida a no entrar en el juego de la retórica incendiaria y, sobre todo, a superar el abandono en el que EE UU ha tenido a la zona desde el 11-S. "EE UU ha descuidado enormemente la relación con nuestros países; ha atendido sólo los aspectos comerciales y de seguridad y se ha olvidado de la política", lamenta un embajador latinoamericano en Washington. El olvido ha sido tan tremendo que Bush parece haber caído en la cuenta: además de viajar en 2004 a Chile, Colombia y México, el jueves celebrará una cumbre con líderes centroamericanos en la Casa Blanca, y en marzo envió al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, a la zona.

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Rice, que acaba de ir a Brasil, Colombia, Chile y El Salvador (y que tuvo la inteligencia de pedir asesoramiento previo a Enrique Iglesias, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo), jugó un papel decisivo en el consenso sobre Insulza: después de que EE UU cometiera el error de apoyar a un candidato como el ex presidente salvadoreño Flores, y al comprobar que el empate Insulza-Derbez era muy peligroso para la OEA, la secretaria de Estado entendió que había que traspasar el apoyo del mexicano al chileno. Y así lo negoció en Santiago, tres días antes de la fecha de la elección.

En la gira, Rice aseguró que EE UU "está comprometido con el éxito de la democracia en Latinoamérica", y dijo en Brasil pero hablando al continente: "No perdáis la esperanza. No perdáis el valor. Y, sobre todo, no volváis la espalda ahora". ¿Nada más que palabras que llegan muy tarde? "Habrá que esperar y ver. Creo que Rice lo ha hecho bien en su primer viaje a la zona, que entiende que debe valorar las cosas de otra manera, escuchar y no ver los problemas latinoamericanos bajo el prisma de las batallas políticas de Washington", dice Hakim, en referencia al casi monopolio que la visión cubano-americana ha tenido hasta ahora en la Casa Blanca y en el Departamento de Estado.

José Miguel Insulza, durante una sesión de la OEA.
José Miguel Insulza, durante una sesión de la OEA.EFE

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