Intolerantes en Sabadell

Soy nieto de un ejecutado por el franquismo e hijo de un exiliado que, por suerte y gracias a la ayuda de algunas personas de Sabadell, pudo volver a su ciudad y rehacer su vida. Mi padre lo consiguió, a pesar del estigma que llevaba encima. Por miedo tuvo que callarse durante mucho tiempo, pero hace poco más de 25 años vio convertido en realidad el sueño de su padre, mi abuelo. Ahora votamos en libertad, decidimos en libertad quién debe gobernar nuestra ciudad, Cataluña y España, y opinamos libremente sobre cualquier cosa. Desgraciadamente, en Sabadell algunos quieren coartar esa libertad, acusando a mucha gente de reprimirlos, como en la oscura noche del franquismo. Cuando alguien amenaza a un concejal, me amenaza a mí y a toda la gente que le votó. Cuando alguien llama fascista al alcalde de la ciudad, me llama fascista a mí, a mi padre y a todos los que le votamos. Que alguien crea todo esto, tanto insulto y amenaza, y lo lleve a cabo, es una triste desgracia. Pero si quien lo hace se atribuye la única esencia de la libertad y de los valores de izquierda no está haciendo nada más que el discurso de Hitler en la Alemania de finales de la década de 1920. Pido tolerancia absoluta a la libertad, pero completa intolerancia a los intolerantes.