Los socialistas catalanes culpan a CiU de bloquear la financiación
Los socialistas catalanes se esforzaron ayer en minimizar los puntos de discrepancia que mantienen con el PSOE por la propuesta de financiación del Ejecutivo de Pasqual Maragall e intentaron culpar a Convergència i Unió (CiU) de los escollos que su propuesta pueda encontrar en Madrid. El portavoz del PSC, Miquel Iceta, proclamó que "el principal obstáculo para la financiación no es [el presidente socialista de Extremadura] Juan Carlos Rodríguez Ibarra, sino Artur Mas", líder de CiU.
Según Iceta, la negativa de CiU a negociar la propuesta del Gobierno tripartito catalán para después llevarla ante el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero "está perjudicando los intereses de Cataluña". "Es muy difícil hacer una negociación con el Gobierno sobre la financiación autonómica si no hay una posición unitaria en Cataluña", se lamentó.
Ante esta situación, Iceta urgió a la federación nacionalista a dejar atrás su "intransigencia" y a adoptar un "compromiso" con el Estatuto. Si este compromiso continúa sin producirse, afirmó Iceta, "alguien en Madrid se estará frotando las manos, porque no tendrá que decir no a nada". El dirigente socialista añadió que, si CiU no cede en su postura y no adopta un "compromiso con Cataluña", conseguir un acuerdo en materia de financiación "se hace difícil, por no decir imposible".
Cuatro desacuerdos
Al tiempo que los socialistas catalanes culpaban a CiU del estancamiento de las reformas institucionales y de financiación, también se esforzaban en mantener un mensaje unitario y tranquilizador sobre las conversaciones que están manteniendo con el PSOE y el Gobierno central sobre estos asuntos. Si bien se admite abiertamente la existencia de divergencias y "problemas", éstos no deberían impedir, según el PSC, un acuerdo final favorable para ambas partes. Así lo defendieron Iceta y el ministro de Industria y primer secretario de los socialistas catalanes, José Montilla.
Entre ambos apuntaron los principales puntos de desencuentro existentes entre el PSOE y el PSC: los porcentajes de la recaudación de determinados impuestos por parte de Cataluña, los límites de su capacidad normativa, la creación de una Agencia Tributaria propia y hasta qué punto el Estatuto catalán debe consagrar los detalles del modelo de financiación.
Estos cuatro puntos son, en realidad, la columna vertebral de la propuesta del Gobierno catalán, pero Iceta insistió en ver el lado positivo de la polémica. "Hasta ahora, lo que realmente sabemos es que el Gobierno central está dispuesto a negociar".
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