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VISTO / OÍDO
Columna
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Rota

Festivos, bromistas, sonrientes, el feo y siniestro Rumsfeld y el alobado Bono, santo varón, reanudaron las buenas relaciones militares de España (nosotros) y Estados Unidos (ellos). Apenas dicen nada las noticias de aquí, y los periódicos de allí no se ocupan de pequeñeces. Aquí se adjetiva más que se informa, y parece que cuentan más las sonrisas y las declaraciones. No creo que sea momento de hablar de Rota, excepto para personas fuera de su eje como yo; y para los habitantes de la amplia zona que están ya preocupados. La cuestión está en que Rota se convierta en el cuartel general de operaciones de EE UU en contra del "terrorismo internacional" o más concretamente de Al Qaeda: contra el eje del mal, como se dice; más aún, contra cualquier lugar del mundo sospechoso. Ya Andalucía ha pedido información, y los periódicos del sur se alarman; ya IU habla de tragedia.

Probablemente la información más amplia la ha dado la SER, y habla de la creación de la base americana más importante de Europa. Y Abc de Sevilla dice que "un lugarteniente del terrorista Al Zarqaui ha confesado la existencia de un plan para atacar con armas químicas la base de utilización conjunta hispano-norteamericana situada en la costa gaditana". Cualquiera sabe lo que valen estas informaciones en un mundo deliberadamente confuso en materia de conocimiento, pero lo que más inquieta es la ausencia de aclaraciones o desmentidos, y sí las medio noticias que hacen los de la extrema derecha que no tienen más base que la de perjudicar al Gobierno. No tendrían razón, ellos, que iniciaron y participaron en esta guerra, de negarse a su extensión. Sería, si existiera, una consecuencia del adoctrinamiento antiterrorista, de la conversión en gigantes de los molinos.

Nadie ha pensado que la forma de crear miedo que tiene Bush -y que tuvo Aznar, hasta el punto de no ver la realidad sino su sombra- termine con Bush, y ni siquiera de que Bush exista y no sea reflejo de fuerzas mayores; y ahora el fantasma que se levanta es el de las represalias sobre la zona; unidas a lo contrario, que sería el ataque de Marruecos a Melilla. Sería muy conveniente que el Gobierno hablase de todo eso; pero yo, en mi modestia, pediría que no fuese Bono el que llevase la voz cantante, sino alguna persona menos quijotesca, menos dada al Imperio.

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