Pobre del que no tenga un helicóptero
El candidato invita. Corre el vino tinto, el blanco y la cerveza en una mesa para 10 que el candidato laborista por Huddersfield, Barry Sheerman, ha reservado en la mejor pizzería local. No es que esté contento por la marcha de las encuestas a pocas horas de las elecciones, o no sólo, sino porque el Liverpool ha batido al Chelsea el día en que Tony Blair ha venido al pueblo a levantar la moral. No puede haber mejores noticias para una zona donde los laboristas se juegan alguno de los escaños más disputados en los comicios de hoy.
Pero sí hay más. "¡El candidato local del BNP [la extrema derecha británica] acaba de ser detenido por varios delitos de posesión de narcóticos!", cuenta eufórico el diputado tras recibir una llamada en su móvil. Todos aplauden en su equipo, mientras esperan contentos y agotados su tercera victoria electoral. La campaña ha durado cinco semanas y les ha llevado a patear todas las casas, todos los barrios, todos los pueblos de su circunscripción. Armados con un censo detallado de los vecinos, los militantes, concejales y diputados barren todos los hogares en busca de los últimos votos. "Por la mirada sabemos cuándo nos dicen la verdad", cuenta Mabub, el agente de Sherman. Y en sus propias listas van anotando: "Laborista"; "dice laborista, pero no se sabe"; "enfadado"; "ausente"; "liberal". Les conocen a todos por el nombre y por sus votos anteriores y por eso hoy, hacia las seis de la tarde, apostados en los colegios electorales, serán capaces de aventurar su propia conclusión. ¿Las porras? Los que han peinado las calles apuestan por una mayoría de nuevo espectacular.
Así termina una campaña larga, frenética y llena de energía en la que las bases han hecho músculo a base de caminar. Los que intentaban seguir a los grandes líderes a lo largo del país lo tenían más difícil, porque como decía ayer la periodista del The Times que les ha cubierto (por carretera): "Pobre del que no tenga un helicóptero".
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