Defender la falla de las "hordas de adolescentes"

El guardia de seguridad de la falla Salamanca-Conde Altea abandonó su puesto la noche del 16 al 17 de marzo, entró en el casal, y se declaró incapaz de seguir custodiando el monumento. Un grupo de chavales llevaba un rato lanzándole "borrachos [cohetes ilegales], hielos de los cubalitros, e intentando entrar en la falla", asegura su presidente, Alberto García. La intervención de los falleros y de la policía repelió el asalto.

Una noche después otro grupo de diez adolescentes rebasó las vallas, arrancó un ninot y destrozó varios. No lograron llevarse ningún muñeco. El único sustraído apareció más tarde, roto, a unos 15 metros de distancia.

García dice que las dos anécdotas son lo normal en las fiestas de Valencia en su falla. La zona, cerca de la plaza de Cánovas, acoge cada noche de fin de semana a decenas de adolescentes. En fallas, el número oscila "entre 600 y 2.000, dependiendo de la hora". Unos 60 forman parte de lo que los festeros llaman "hordas vandálicas de adolescentes". Tienen entre 14 y 20 años.

Según su versión, se pelean cada noche; se lanzan borrachos, formando bandos; se amenazan con navajas; han agredido a algún fallero y han intentado quemar la falla.

Salamanca-Conde Altea ha creado una "comisión antiviolencia" para combatir el fenómeno. "Aquí siempre ha habido mucha gente, siempre ha habido alguna pelea y siempre han tirado algún borracho. Pero ahora hay muchas peleas y tiran tantos borrachos que parece la cordà de Paterna". La comisión recoge firmas y denuncias vecinales para llevarlas al Ayuntamiento.