"Blair es un 'tory' con rostro humano"
En la London School of Economics durante 30 años y ahora director del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Cambridge, Christopher Hill ve luces y sobre todo sombras en los ocho años de Tony Blair como primer ministro.
Pregunta. ¿Qué le parece la campaña?
Respuesta. Lo más interesante es que la política exterior ha tenido un impacto considerable, aunque sea indirecto, a través de la falta de confianza en el primer ministro y la acusación de que ha mentido en una cuestión de importancia nacional suprema, Irak. Eso va a afectar a mucha gente y no me sorprendería que la mayoría laborista se redujera a la mitad.
P. ¿Ha sido Blair un buen primer ministro?
R. Es una cuestión de punto de vista político. Personalmente, al principio tenía grandes esperanzas puestas en él, pero no necesité mucho tiempo para desilusionarme porque Blair tuvo un gran éxito comiéndole el terreno al Partido Conservador, convirtiéndose en uno de ellos. Es un clásico, moderado, tory británico. Un tory con rostro humano. Muy próximo al mundo de los negocios. Muy próximo a Estados Unidos. Cree en las reformas, pero como un modernizador más que como un redistribuidor. Dicho eso, ha hecho mucho para luchar contra la pobreza y hay que admitir también que Gran Bretaña es una de las economías con más éxito en Europa occidental. Pero me temo que ha habido también demasiado cinismo para mi gusto, sobre todo en política exterior.
P. Los liberales-demócratas quieren romper el bipartidismo. Eso sería un gran cambio en la política británica.
R. Lo sería, pero es muy difícil que pueda haber un sistema genuinamente tripartito en el sistema británico porque el sistema electoral tiende a primar al partido ganador dándole más escaños de los que quizás merece. El cambio histórico sería que superaran a los conservadores y se convirtieran en el segundo partido.
P. Si los franceses dicen no a la Constitución europea, ¿lo harán por razones europeas o para castigar a Chirac?
R. Creo que los franceses están genuinamente en crisis en su visión de la Unión Europea. Durante 30 o 40 años han sido capaces de afrontar la contradicción de decir que creen al mismo tiempo en una Europa integrada y en "la gloire de la France" porque Francia lideraba Europa. Pero ahora, cuando la relación franco-alemana ya no es capaz de liderar Europa y otros países creen en el modelo británico, con la ampliación, la agenda de Lisboa, una economía flexible, mercados abiertos en servicios, se está minando la visión francesa de la sociedad y la economía; y, por supuesto, la crisis acerca de la cuestión turca es muy profunda.
P. Desde el punto de vista federalista, los franceses tienen algo de razón: se está imponiendo la visión británica.
R. En política nunca se puede decir nunca, las voluntades siempre pueden cambiar. Y es posible que, con la ampliación, la UE se convierta en algo tan ingobernable que la única solución sea la federal y tengamos que dar el salto cualitativo al federalismo. Pero eso será el resultado de una crisis dentro de 10, 15 o 20 años.
P. ¿Tenía Blair elección ante la guerra de Irak?
R. Sí, desde luego. Desperdició muy pronto una gran capacidad de maniobra desde la óptica diplomática. Podía haber acabado tomando la misma decisión al final, pero si es verdad -y parece que lo es- que ya a principios de 2002 le había prometido a Bush que los británicos estarían al lado de los americanos, ya no puedes escaparte de ese compromiso. Si tuviéramos una política exterior nacional independiente le podría haber dicho: "Vamos a escuchar tus argumentos y ya veremos, vamos a consultar a nuestros colegas europeos". Pero Blair quería demostrar que era solidario y que por razones morales teníamos que estar del lado de las fuerzas del bien. Y por supuesto porque reconoce el poder de Estados Unidos. Quizás Bush no hubiera seguido adelante si todos los europeos hubieran estado contra él, pero eso nunca lo sabremos.
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