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Reportaje:

Los otros pájaros de Hondarribia

Los expertos no ven incompatible con la seguridad aérea la cercanía de una reserva de aves

Justo en vísperas del bautismo del Airbus A-380 en Toulouse (Francia), cuando la aeronáutica celebraba un nuevo triunfo tecnológico, la imagen de la aviación se veía levemente perturbada en el País Vasco por capricho de una bandada de gaviotas. El pasado lunes, el MD-87 de Iberia que cubría el trayecto San Sebastián-Madrid se veía obligado a realizar un aterrizaje de emergencia nada más despegar del aeropuerto de Hondarribia con un motor incendiado. ¿La causa oficial? "Ingesta de aves durante la maniobra de despegue". Gaviotas, seguramente. Eran poco más de las 17.10 del 25 de abril, los 59 pasajeros y los 5 miembros de la tripulación estaban ya en tierra y lo que se reabría era un debate sobre este aeropuerto de 1.754 metros de pista, situado junto al parque ecológico de Plaiaundi.

Pero los hechos, las cifras y la opinión de todas las voces consultadas por este periódico, despejan cualquier hipotética incertidumbre sobre la seguridad de estas instalaciones, cuestionada históricamente por la escasa longitud de su pista, que sólo permite operar a turbohélices y reactores pequeños. Hondarribia, cuya ampliación quedó descartada en 2004, "es un aeropuerto completamente seguro", coinciden. La afirmación viene avalada por un dato de AENA: en el aeródromo, inaugurado en 1955, "nunca se ha producido un accidente grave". Incidentes, aunque muy pocos, sí los ha habido. El 11 de junio de 2004 otro MD-87 se salió de la pista, tras aterrizar con normalidad, al realizar un giro para dirigirse a la plataforma. Probablemente también por la acción de los pájaros, según diversas fuentes.

El año pasado, se registraron en España un total de 205 percances de este tipo (ninguno grave), uno por cada 10.000 operaciones, tanto de despegue como de aterrizaje. Así que el problema de las aves no es exclusivo del aeropuerto de Hondarribia, situado junto al mar, en plena zona de paso de aves migratorias y junto a una reserva natural que ha crecido tras la reciente regeneración de las marismas de Jaizubia. "Parecerá contradictorio, pero el Parque Ecológico de Plaiaundi favorece la seguridad en el aeropuerto de Hondarribia", afirma el director de Biodiversidad del Gobierno vasco, Josu Erkiaga. "Si las aves disponen de un lugar cómodo y adecuado para posarse, se alejan de la pista". "Quizá en su momento debían haber debatido si ubicar un aeropuerto en zona de migraciones era lo más adecuado", señala el responsable de Plaiaundi, Javier Belza. "Ahora bien, los estudios demuestran que desde la creación del parque, en 1998, son muchas menos las aves que se posan en la pista".

La creación de biotopos es una de las fórmulas indirectas utilizadas para ahuyentar a las aves de los aeropuertos. Figura como tal en los Cuadernos de AENA, organismo que precisamente pidió consejo a los técnicos de Plaiaundi para restaurar la laguna de San Rafael -situada en un lateral del aeropuerto- para hacerla más atractiva para las aves, según el director del parque. "Por eso mismo, porque nuestras relaciones con AENA son muy buenas, nos extraña que todavía no nos hayan dado un sólo dato sobre lo que ocurrió el lunes", dice Erkiaga.

Este control de los movimientos de los pájaros sirve como complemento a métodos más directos de disuasión. En el aeropuerto de Hondarribia se emplean pistolas de señales, que "han dado muy buen resultado hasta la fecha", según AENA. Pero éste no es el medio más eficaz, según distintas fuentes consultadas. Tanto expertos en aeronáutica, como ecologistas o pilotos se decantan por utilizar halcones, unas aves de presa empleadas en muchos aeródromos de todo el mundo. "Para nosotros es la fórmula más segura, aparte de la más espectacular", dice Francisco Madroño, coordinador técnico del Colegio de Pilotos de Aviación Comercial. "Los halcones ahuyentan a la aves y no se meten en nuestra trayectoria".

Madroño, jubilado hace poco más de un lustro, tiene 45 años de experiencia en el aire. Conoce bien el aeropuerto de Hondarribia, porque operó en él durante años, así que está cargado de autoridad para opinar sobre su seguridad. "Cumple todos los requisitos establecidos por OACI y por nuestra autoridad aeronáutica, luego no es ni más ni menos peligroso que otro aeropuerto", apunta. "Otra cosa es que sea un poco justito por sus condiciones de pista, que son relativamente cortas, pero nunca he tenido que usar la frenada máxima. Con la media", dice, es suficiente para parar" el tipo de aviones que operan en Hondarribia. Tampoco nunca ha tenido que enfrentarse en San Sebastián a una situación de emergencia provocada por una bandada de gaviotas.

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Aumento de frecuencias

La ampliación de la pista, eje del Plan Director aprobado durante el mandato del PP y requisito imprescindible para operar con grandes aeronaves, quedó descartada en 2004, para alivio de ecologistas, instituciones vascas y vecinos del barrio de Mendelu. Así se puso techo a su actividad. "Ahora se trata de hacer un aeropuerto moderno y de potenciar los vuelos", dice el diputado guipuzcoano de Ordenación y Promoción Territorial, Koldo Azkoitia. AENA invertirá este año algo más de tres millones de euros en reformar la terminal, el aparcamiento y el restaurante del aeródromo, que el año pasado recibió a 295.539 viajeros.

Actualmente, Hondarribia ofrece 12 vuelos (siete a Madrid y cinco a Barcelona) entre las 7.30 a las 22.00 horas por el acuerdo con Francia -algunos vecinos de Hendaya denuncian que se incumplió hace poco-. "Sin embargo", apunta Azkotia, "tiene capacidad para realizar 12 operaciones por hora". En verano, habrá servicios a Palma de Mallorca, Málaga y Alicante y la Diputación negocia además con varias compañías vuelos a Bruselas, Londres y París.

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