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Reportaje:

A la espera del agua de mayo

La falta de lluvias durante la primavera ha estropeado las cosechas y el olivar, en la peor sequía desde 1947

Los calores más veraniegos que primaverales de los últimos días han llenado los campos de flores y los ánimos de los agricultores de pánico: a la sequía. Éstos asisten espantados a la pérdida de sus cosechas, sobre todo las de secano (cereales), que han sido las primeras afectadas. Los ganaderos se preguntan angustiados cómo alimentarán a sus reses en los meses venideros. Y los regantes esperan ansiosos el agua de mayo.

"En enero, cero litros. En febrero, 12. En marzo, 24. En abril, 12 litros". Ladislao Arriero, agricultor de 76 años, apunta en un cuaderno los litros de agua por metro cúbico que caen cada mes. Tiene más de 3.000 olivos en un pueblo de los Montes de Toledo que se llama Los Navalmorales (3.000 habitantes), pero la sequía está afectando a sus recios árboles. "Para que el olivar crezca bien tiene que caer como media al año y durante diez años 800 litros de agua", explica. Este año no le salen las cuentas. Su preocupación la comparte con muchos de los habitantes de este pequeño municipio olivarero, que se pasan el día comentando lo mismo: "Mi oliva no sale, no se muestra", "el fruto es muy pequeño"...

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Y las escasas cosechas ha empezado a disparar el precio del aceite. Inmaculada Murga, empresaria aceitera de Los Navalmorales, cuenta que ella vende este año el litro de aceite a granel a 2,94 euros y que el año pasado lo vendía a 2,70. La cosecha de cereales también se ha estropeado en este pueblo toledano. "Las espigas se han quedado cortas, salen pocos granos y pequeños", se queja otro agricultor.

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"El consumo humano -que supone sólo un 20% del gasto de agua en toda España- está plenamente garantizado", insiste la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona. "Esto no es más que una característica de nuestro clima. Además, aún no ha terminado el año hidrológico, y pueden venir lluvias en mayo", explica Santiago Martín, representante de agua de Ecologistas en Acción, queriendo aplacar el alarmismo emergente. Mientras, el Instituto Nacional de Meteorología mantiene colgada en su página web el epígrafe de "sequía extrema".

Es cierto; además de uno de los más fríos, el pasado invierno ha sido uno de los más secos en los últimos 60 años, y en abril no se ha cumplido el famoso refrán de "aguas mil". Las cifras hablan. Los embalses están al 59,7% de su capacidad, cuando el año pasado por estas fechas alcanzaban el 75%; el agua acumulada es un 37% inferior al valor medio normal, y las pérdidas se estiman ya en 1.700 millones de euros, según Asaja, entre la agricultura y la ganadería.

"Toda la zona centro y sur del país ha perdido la mayor parte del cereal", dice Miguel Blanco, representante de la Confederación de Agricultores y Ganaderos (COAG). "En Castilla y León, por ejemplo, el problema ahora es la ganadería. No hay pastos con los que alimentar a los ocho millones de cabezas de ovino. Al problema de la falta de agua se han unido los drásticos cambios de temperaturas. Hemos pasado de temperaturas bajo cero a más de 30 grados en días, y por eso la cebada y el trigo han granado antes de tiempo y mal", explica.

La organización Asaja señala que se ha perdido casi por completo la cosecha de remolacha (25.000 hectáreas) y la de herbáceos (un millón de hectáreas). "Hay olivares de 200 años que se han quedado achicharrados", ilustra Miguel Afán de Ribera, secretario general de Asaja-Sevilla. En Granada y Jaén se han tenido que arrancar olivares en unas 40.000 hectáreas, según Asaja. El panorama del campo andaluz es desolador. "Los cítricos desde Sevilla hasta Palma del Río están planchados", cuenta Afán de Ribera.La falta de lluvias también ha afectado a la ganadería, al no haber pastos. Asaja, UPA, COAG, Faeca y los sindicatos CC OO y UGT han formado la Plataforma por las Adversidades Climáticas, desde la que exigen soluciones al Gobierno por la situación existente tras las últimas heladas y la posterior sequía. Los datos manejados por la Junta de Andalucía reflejan pérdidas de 42,5 millones de euros en el olivar. En todo el campo andaluz, las pérdidas alcanzarían los 500 millones.

Otra consecuencia directa de las malas condiciones climatológicas son los empleos. Unas cosechas se han perdido y no se recogen y otras no han dado frutos, así que no se necesitan trabajadores para recolectar. Sólo en Andalucía se han perdido tres millones de pedanías, según Asaja.

En Murcia, una de las comunidades más demandantes de agua, se temen lo peor. "Ya sufrimos una terrible sequía que empezó en el año 1991 y duró cuatro años con unos recortes descomunales. Los embalses de cabecera están a la mitad y estamos muy cerca de llegar al límite de 540 hectómetros cúbicos. Llegado ese momento tendrá que ser el propio Consejo de Ministros, según la ley vigente, quien autorice el uso del agua, y ya ha comenzado el nerviosismo del regante", dice Paco Gil, responsable de COAG en Murcia.

Si los pronósticos del tiempo son acertados, las lluvias aparecerán en los próximos días y vendrán, y nunca mejor dicho, "como agua de mayo".

Aspecto que presentaba ayer el embalse de Valmayor.
Aspecto que presentaba ayer el embalse de Valmayor.GORKA LEJARCEGI

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