Serenamente críticos
Queremos exponer una visión desde el interior de un proyecto político que, a nuestro juicio, muestra una deriva preocupante de alejamiento de aquel sector sociológico de la izquierda de donde provenimos y desarrollamos nuestra función de representación democrática de la ciudadanía. Queremos ser críticos serenamente, sin sentirnos en absoluto triunfalistas de nada ni derrotados con amargura en nuestra misión de exponer nuestro proyecto desde una sociología de izquierda transformadora.
Constatamos que la ciudadanía, en el ámbito urbano, ha dejado en buena parte de ver a Ezker Batua como un referente creíble, no subordinado al nacionalismo en sus diferentes versiones (vasco y español). Estas elecciones se han caracterizado nuevamente por el debate exclusivo en el tema identitario y, por lo tanto, con muy poca presencia de los aspectos sociales, económicos o programáticos de cada una de las fuerzas políticas.
Las elecciones han supuesto un reforzamiento de la izquierda sociológica y un descenso evidente de los partidos conceptuados en el espectro de la derecha. En lo que respecta a nuestro proyecto político de Ezker Batua, es una constante el alejamiento de los esquemas fundacionales de cercanía al ciudadano, en discusión abierta y democrática para una actuación pública diferenciada de los partidos tradicionales.
La actual dirección, reducida prácticamente a una dinámica de lealtades hacia una sola persona, encarnada en la figura de nuestro coordinador, Javier Madrazo, es responsable directa, tras una lectura sesgada de los resultados electorales, del inicio de un camino con difícil retroceso, al vincular el destino de nuestra organización a la estrategia del nacionalismo vasco. De esta forma, en un corto espacio de tiempo podría anularse el esfuerzo colectivo de mujeres y hombres en la comunidad vasca por crear un modelo de izquierda solidaria, con referencia federal y en clave de construcción superadora del Estado-nación represivo.
A día de hoy, los órganos de dirección de Ezker Batua aún no se han reunido para hacer un debate-balance colectivo sobre nuestros resultados, en un agónico intento de entrar a reeditar un gobierno de corte conservador, por su correlación de fuerzas, y en el que hemos jugado el triste papel de convidados de tercera, recogiendo las migajas de los poderosos, del partido-guía. No menos grave es la regresión interna, con el cese de varios compañeros con discurso crítico, en un intento por facilitar el rumbo filonacionalista e institucionalista respaldado por la actual mayoría instalada en Ezker Batua.
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