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Tres de cada cuatro aspirantes a soldado renuncian antes de firmar

Un informe de Defensa recomienda "desinflar exageradas expectativas"

Miguel González

Unos 40.000 jóvenes al año solicitaron ingresar en las Fuerzas Armadas desde 2002, pero sólo 10.000 firmaron un compromiso como soldados o marineros. Así lo pone de manifiesto el Plan General de Reclutamiento del Ministerio de Defensa para 2005, que considera "imprescindible reducir las bajas [de aspirantes a militares] durante el proceso de reclutamiento" y advierte del riesgo de alimentar expectativas exageradas entre los jóvenes.

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Entre el 25% y el 30% de los jóvenes que solicitan ingresar en las Fuerzas Armadas no se presentan a las pruebas de selección (28,95% en 2004); entre el 25% y el 35% de los que se presentan a las pruebas no las superan (34,67% en 2004); entre el 9% y el 10% de quienes las superan no se incorporan a los centros de formación (9,72% en 2004); y un 20% de los alumnos piden la baja voluntaria antes de firmar su compromiso con las Fuerzas Armadas (17,14% en 2004).

Éste es el panorama que refleja el Plan de Reclutamiento para 2005, elaborado el mes pasado por la Dirección General de Reclutamiento del Ministerio de Defensa. "Es importante conocer y analizar las causas por las que un joven que solicita cita previa después no se presenta, por qué uno que se examinó y se le asignó plaza no se incorpora como alumno y por qué solicita la baja voluntaria un elevado número de alumnos", señala el informe.

Defensa anticipa, sin embargo, su propia explicación: "Uno de los principales motivos [de las renuncias] es que los candidatos inflan sus propias expectativas respecto a las Fuerzas Armadas y al no encontrarlas solicitan la baja". Aunque no cita las espectaculares campañas publicitarias de los últimos años, el documento las critica implícitamente cuando recomienda "llevar a cabo un reclutamiento realista y razonable, tratando de desinflar las exageradas expectativas de los candidatos e informando con realismo de la vida militar".

Plan de bienvenida

Para reducir las bajas de candidatos, se propone ir a buscar a los solicitantes que no se presentan a las pruebas selectivas e incluso a quienes las suspendan, si pueden volver a presentarse.

Para disminuir las renuncias de quienes han superado las pruebas de ingreso pero aún no han firmado su compromiso militar, se prevé elaborar un plan de bienvenida, que incluye una carta personal del director del centro de formación a los nuevos alumnos; un plan de acogida, para el día de ingreso en el centro; un plan de integración, para adaptar al joven a su nueva forma de vida; y un plan de tutorización de las unidades a las que irán destinados los futuros soldados.

El documento recomienda la especialización de los llamados captadores, cuya misión es reclutar soldados. En concreto, propone aumentar su número de 365 a 450 oficiales y suboficiales y de 173 a 250 soldados y marineros, con dedicación exclusiva, distintivo propio e incentivo económico en función de los resultados.

Algunas de las medidas citadas en el plan ya se han puesto en práctica, como el aumento hasta el 7% del porcentaje de inmigrantes sobre la plantilla de la tropa, y otras están incluidas en el anteproyecto de ley de Soldados y Marineros, que el Gobierno se propone aprobar hoy.

En cambio, contiene propuestas que no figuran en el anteproyecto, pues no requieren dicho rango legal. Las más interesantes se refieren a la mejora de las condiciones de vida de los soldados, mediante la construcción de alojamiento para el 60% de los efectivos o la implantación de la jornada continuada en todos los ejércitos. También recoge la concesión de un año sábatico, el último antes de abandonar el Ejército, dedicado a formarse para la reinserción en el mercado laboral.

Estas medidas deberían permitir alcanzar los 80.000 efectivos de tropa y marinería, frente a los 70.000 que hay actualmente y los 102.000 a 120.000 fijados por la ley todavía vigente de 1999.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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