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Columna
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Siesta

Un estudio realizado por una Universidad de Madrid ha permitido desvelar que el reloj biológico del castaño está parado durante el letargo invernal. Sus genes no oscilan a lo largo del día. Y saber eso, al parecer, resulta esencial para mejorar la genética de esta especie, ya que ese estado de dormición les capacita para sobrevivir en un período ambientalmente desfavorable. El asunto presenta algunas similitudes con la política. Ya que en un estado muy parecido debía de encontrarse el Ayuntamiento de Sevilla antes de trascender la polémica de las facturas falsas. De ahí que el alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín respondiera a las primeras denuncias como al que acaban de fastidiarle la siesta. Sin conciencia de haberse levantado y negando que se había dormido en los laureles.

El caso de las facturas falsas ha sido como el timbre molesto de un despertador en la tranquilidad invernal. No sólo para Monteseirín. También para el PSOE, que ha descubierto que existía todavía una cueva donde hibernaba el fantasma de los que se aprovechan de su proximidad al poder. Un soniquete que alertaba sobre la ausencia de controles. En este caso, en la adjudicación de obras en el distrito Macarena. Ya sean dos o 28. El alcalde de Sevilla sigue en el duermevela. No termina de desperezarse. Por eso un día impide que el pleno municipal cree una comisión de investigación pública, sin límites de comparencias y presidida por un concejal no socialista. Y al día siguiente, está dispuesto a aceptar las principales condiciones que acababa de rechazar. Por ello, empezó negando los hechos y luego acabó denunciando el asunto ante la Fiscalía, que ve indicios de delito en la actuación de los imputados.

El reloj circadiano es un tic tac biológico interno que marca un fenómeno que ocurre cíclicamente. Como la sucesión de la vigilia y el sueño. En el castaño, ese reloj se para con las bajas temperaturas. Sin embargo, en la política, cuando algo te deja helado, no vale dormirse. Menos para sobrevivir a un periodo desfavorable. O para aceptar fenómenos cíclicos. El de los abusos desde la cercanía al poder. En tiempos de relativismo: ¿qué son 4.800 euros? Una insignificancia en el presupuesto. O un mundo frente a la nada. Y nada fue lo que se pagó con ese dinero.

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