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Pyongyang defiende su derecho a la bomba atómica

Estados Unidos amenaza al régimen de Corea del Norte con pedir a la ONU que le imponga un bloqueo naval

Desde que Corea del Norte anunció el pasado 10 de febrero que poseía bombas atómicas, el régimen del general Kim Jong Il parece decidido a incrementar su arsenal, cuya existencia reivindica como "justa respuesta" a los intentos de Estados Unidos de derrocarle. "Corea del Norte está en su derecho de fabricar armas nucleares porque son para defender nuestro país de la agresión de Washington", afirma contundente el director para Europa del Ministerio de Exteriores norcoreano, Li Kuang Hyok, quien asegura que el país no volverá a sentarse a la mesa de negociaciones hasta que la Administración de Bush se disculpe por haberle llamado "bastión de la tiranía".

En el país más cerrado del mundo, donde la gente camina kilómetros para ir a trabajar porque ni tan siquiera hay bicicletas, cualquier mínimo gesto o insinuación es estudiado detenidamente al otro lado de la línea que partió la península coreana en dos, por decisión de las potencias vencedoras de la II Guerra Mundial y que tres años de sangrienta guerra (1950-1953) no lograron cambiar. Seúl teme que el vecino del norte dé un paso más en su obsesión nuclear y realice una prueba, lo que, según el ministro de Exteriores surcoreano, Ban Ki Mun, aislaría aún más el país, "cuyo futuro no tendría garantías".

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Li, sin embargo, considera que Corea del Norte no realizará ningún ensayo nuclear. "Hemos advertido que tenemos capacidad nuclear y con eso basta", afirma. Como Li, el coronel Gang Ho Sok, de 57 años, repite la posición oficial norcoreana de que no necesitan realizar pruebas. Gang es uno de los cientos de miles de militares que pueblan la frontera, de 246 kilómetros de largo, mejor guardada del mundo. En el centro de ésta, en Panmunjon, donde se desarrollaron las negociaciones para la firma del armisticio que puso fin a la guerra, otro oficial, el capitán Baek Myong Chol, reconoce con una sonrisa que "nadie cumplió" lo firmado y que los dos kilómetros a cada lado de la línea divisoria, que deberían de estar libres de armamento, son "un arsenal con los misiles más modernos".

Corea del Norte ha realizado en los últimos años centenares de explosiones de gran potencia, por lo que numerosos expertos consideran que ha fabricado y probado un detonador susceptible de utilizar en bombas nucleares.

Pyongyang aceptó en 2003, bajo los auspicios de China, participar en una negociación a seis bandas, junto con Rusia, Corea del Sur, EE UU y Japón, pero en agosto se retiró y cada día son mayores sus exigencias para regresar a las negociaciones. Después de anunciar que tiene bombas atómicas, el régimen ha rechazado la solución, paso a paso, del problema nuclear y quiere que se discuta al mismo tiempo el desarme de la península coreana, incluidas las armas bajo control de los 37.500 soldados que el Pentágono tiene estacionados en Corea del Sur.

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Washington amenazó el lunes a Pyongyang con llevarle ante el Consejo de Seguridad de la ONU y promover una resolución que decrete un bloqueo naval que permita el registro de los barcos que se dirigen o salen de Corea del Norte para impedir la fuga de cualquier material nuclear o equipamiento susceptible de utilizarse en la fabricación de esas bombas. El portavoz norcoreano le replicó ayer que EE UU puede llevarle donde quiera, pero "que quede claro que Pyongyang lo considerará como una declaración de guerra".

La desaparición de la URSS supuso un duro golpe para la República Democrática Popular de Corea (RDPC), fundada por el unánimemente llamado Gran Líder Camarada Kim Il Sung, inspirador de un culto a la personalidad sin precedentes. "El padre de la patria", como también le llaman sus súbditos, inició entonces un acercamiento a Washington que permitió el acuerdo de 1994, por el que la RDPC cerró sus reactores nucleares y el centro de reprocesamiento de plutonio Yongbion a cambio de petróleo, dos reactores nucleares de agua ligera -para producción de electricidad e inservibles para uso militar- y reconocimiento diplomático.

Cuando George W. Bush se instaló en la Casa Blanca acusó a Pyongyang de tener un programa secreto de enriquecimiento de uranio, dejó de enviar petróleo e incluyó a Corea del Norte en lo que denominó el eje del mal. La reacción de este pequeño pero soberbio régimen fue inmediata: a finales de 2002 expulsó a los inspectores del Organismo Internacional de la Energía Atómica y el 10 de enero de 2003 anunció que abandonaba el Tratado de No Proliferación Nuclear.

El conflicto estaba servido. Al programa secreto, que supuestamente permitió a Corea del Norte fabricar entre una y dos bombas, se unieron las 8.000 barras de combustible usado que sacó de Yongbion y enriqueció, lo que incrementó su arsenal con otras tres o cuatro. Además, el domingo, por segunda vez en menos de un mes, insinuó que se dispone a fabricar más bombas, para lo que volverá a sacar plutonio de Yongbion.

El lunes, en el discurso emitido para conmemorar el 73º aniversario de la fundación del Ejército Popular, el vicemariscal Kim Yong Chun declaró: "El Ejército y el pueblo de la RDPC no permanecerán jamás como pasivos mirones frente a los intentos de EE UU de aislar y ahogar a Corea, sino que por el contrario reforzaremos con firmeza nuestro escudo nuclear de autodefensa para hacer frente a los enemigos", según publicó la agencia oficial.

La decisión de Pyongyang puede desatar una carrera armamentista en el noreste de Asia, con países como Japón, Corea del Sur y Taiwan que pueden optar por dotarse de armas nucleares como método de autodefensa.

El dictador norcoreano, Kim Jong Il, en 2001.
El dictador norcoreano, Kim Jong Il, en 2001.AP

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