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Reportaje:GESTIÓN Y FORMACIÓN

Duelos de cuello blanco

Las escuelas de negocios potencian los concursos de casos prácticos

Las competiciones por equipos captan el interés de las escuelas de negocios. Duelos de cuello blanco en los que todos ganan: los patrocinadores sondean el potencial de los futuros directivos y, como las escuelas, mejoran su imagen, y los alumnos hacen contactos.

No hay arena donde la pugna sea más competitiva que en el mundo de los negocios. Sólo sobrevive el más fuerte, el más listo... y el más convincente. Convicción, buena presencia y presteza es lo que se necesita para ganar una de estas competiciones, muy en boga últimamente, en las que varios equipos deben sacar a una empresa de apuros, preparar su salida a Bolsa o proponer nuevos negocios. Todo ello sobre el papel y con el objetivo de convencer a un jurado de consultores y empresarios.

La competición del IESE, que tiene 10 años, reunió a ocho equipos: cuatro de Estados Unidos y cuatro europeos
Cada vez hay más pruebas de este tipo. Los alumnos de Esade participan en unos 10 o 15 encuentros cada año

Los portátiles echan humo y en la mesa no cabe ni un papel. Gráficos, anotaciones, la pizarra llena. Encerrados en una sala, David Puig, Juan Villar, Andrés García y Jordi Avellaneda (todos arañando la treintena) discuten sobre nuevas líneas de negocio para Marvel, la sexagenaria compañía de cómic que engendró a Spiderman. La competición de casos -el método de enseñanza favorito de las escuelas- del IESE enfrentó hace dos fines de semanas a Jordi y sus colegas con siete equipos (cuatro norteamericanos y cuatro europeos).

Tras un día de preparación, los equipos ponen a prueba sus dotes de convicción. Diez minutos para defender su propuesta. Los componentes del equipo se turnan. Durante 15 minutos se someten a la inquisición del jurado, del que forma parte el vicepresidente de Marvel, Peter Cuneo. "Habéis hablado durante 10 minutos y no habéis dado ningún dato numérico; para mí es suficiente", espeta uno de los árbitros al equipo italiano.

En la presentación "se necesita una mezcla de análisis, un poco de números, otro poco de estrategia....", opina Lucca, alumno del IESE y uno de los responsables del evento, que con 10 años es el más antiguo de Europa. Las razones para participar varían: "Tienes la posibilidad de aprender en un ambiente muy competitivo, y puedes experimentar una nueva cultura", dice Madhur Aggarwal, de 31 años, de Wharton.

Los norteamericanos demuestran su talento para la puesta en escena: "Buenas tardes, caballeros, soy James Parmiter y éstos son mis compañeros". Sus colegas, en pie al fondo, dispuestos estratégicamente. No importa que las preguntas estén envenenadas; "le agradezco esa pregunta", dice un alumno. Al final cuatro equipos pelean por el premio, todos estadounidenses (MIT, el ganador; Yale, Ivey y Wharton). Los europeos -SDA Bocconi, LBS y RSM, además del IESE-. "Los estadounidenses tienen una enorme capacidad de comunicación y son mucho más persuasivos", explica José Antonio Bueno, socio de Roland Berger, que patrocina el evento. Para las compañías este tipo de encuentros "es una buena oportunidad para relacionarse con las escuelas", añade. Y para las escuelas es "el mejor marketing", dice Margarita Alonso, directora de la oficina del alumno del Instituto de Empresa. Lo cierto es que en los últimos años han surgido cada vez más competiciones. En opinión de Olaya García-Lancha, directora del MBA de Esade, los alumnos se benefician del contacto con otras escuelas y métodos. Sus alumnos participan en entre 10 y 15 competiciones cada año.

Dos de ellos estuvieron la semana pasada entre los nueve finalistas del Global Social Venture Competition, un certamen sobre proyectos en países en vías de desarrollo. La competición fue creada por alumnos de Berkeley con el patrocinio de Goldman Sachs Foundation y Omidyar Networks. Tras varias cribas europeas y globales, el colombiano Juan David Rivera y el austriaco Christian Kirner se han metido entre los finalistas con su propuesta para construir una fábrica de harina de Yuca en Colombia, que permitiría sustituir al maíz importado de EE UU. A diferencia de otros proyectos, éste se fraguará en breve, ya que cuentan con el apoyo de varios empresarios colombianos, y la competición "es una oportunidad para exponer la idea" ante potenciales inversores. En este caso, la competición desborda con creces la arena.

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