China y Japón estrechan lazos tras la 'guerra de los textos de historia'

El primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, y el presidente chino, Hu Jintao, acordaron ayer en la reunión bilateral que celebraron en Yakarta estrechar, en beneficio mutuo y de toda la región, los lazos entre ambos países. Las relaciones entre las dos economías principales de Asia están a su nivel más bajo desde 1972 por la publicación en Japón de textos escolares que "maquillan" la crueldad de su pasado imperialista, según Pekín.

La entrevista, de casi una hora, fue realizada, en el marco de una cumbre afroasiática, con el propósito de reducir las tensiones entre ambos países tras la escalada que sufrieron en las últimas semanas y después de que el secretario general de la ONU, Kofi Annan, instara a ambos a dirimir sus diferencias mediante el diálogo. Koizumi y Hu convinieron en elaborar un plan de acción conjunto para superar las diferencias bilaterales y expresar sus puntos de vistas personales, informó la agencia de noticias japonesa Kyodo.

La reunión se desarrolló en un ambiente "franco". "Sirvió para poder darnos cuenta de la importancia de las relaciones bilaterales, que no deben verse afectadas por algunos sectores con sentimientos antijaponeses o antichinos", aseguró el primer ministro nipón. Aunque Koizumi había exigido una disculpa y compensaciones por los daños a bienes nipones causados por los chinos que han protestado masiva y violentamente contra Japón en varias ciudades chinas en contra de los libros de texto, el primer ministro japonés no abordó esta cuestión, reveló una fuente oficial nipona. El mandatario chino propuso a Japón que sus autoridades "reflexionen seriamente" sobre la fuerte reacción del pueblo chino sobre los manuales de historia, que no describen, afirmó, acertadamente las atrocidades de la invasión de China (1931-1945), en la que al menos 12 millones de chinos perdieron la vida.

Esclavas sexuales

Japón, aliado de la Alemania nazi durante la II Guerra Mundial, es acusado por sus vecinos asiáticos de haberles atacado con armas bacteriológicas y de haber convertido a cientos de miles de mujeres en esclavas sexuales para sus tropas.

Hu pidió además a Japón que no apoye la independencia de Taiwan, que los dos países solucionen sus problemas mediante el diálogo y que se adhieran a tres documentos, uno de los cuales es la declaración común chino-japonesa de 1998. Hu señaló que la situación entre Japón y China mejoraría si Tokio rehusara a apoyar a cualquier movimiento que persiga la independencia de "la provincia rebelde", en alusión a Taiwan, que aunque se separó de China tras la guerra civil de 1949, Pekín continúa reclamando como territorio propio.

Hu aseveró: "A pesar de las dificultades actuales, permanece intacta la política china de preservar y desarrollar una cooperación amistosa con Japón, dado que nuestra historia conjunta sugiere que cuando las cosas van bien, nuestros países salen ganando, pero que cuando van mal, ambos perdemos". Sin embargo, llamó a los japoneses a respaldar sus disculpas con acciones, en alusión "al profundo remordimiento" y al "perdón sincero" que ofreció el viernes Koizumi, ante el foro internacional, a los países que sufrieron la crueldad de su pasado imperialista.