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SANT JORDI | Política y libros

Maragall llama a la unidad para que en el próximo Sant Jordi haya un nuevo Estatut

Más de 2.000 personas asisten a la recepción oficial en el palacio de Pedralbes

Enric Company

La celebración oficial de la jornada de Sant Jordi, patrón de Cataluña, que tradicionalmente es una fiesta de cultura dedicada a los libros, reflejó este año en el plano político las tensiones existentes en la redacción de la reforma del Estatuto de Autonomía. El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, pidió "unidad cívica y política" para que "el año próximo celebremos Sant Jordi con el nuevo Estatut". El presidente advirtió que "otra cosa no sería entendida ni admitida por el pueblo de Cataluña" y sostuvo que el éxito no será de unos u otros, sino "colectivo".

La apelación del presidente fue replicada por el líder de la oposición, Artur Mas, de Convergència i Unió (CiU), quien afirmó que "desgraciadamente, esto en Cataluña no se ha dado en los últimos tiempos". El diputado nacionalista acusó a los socialistas de reclamar en Cataluña una unidad "que se rompe en Madrid cuando junto con el PP se dedican a votar en contra de que el catalán sea un idioma de uso normal en las Cortes españolas".

También el presidente del PP en Cataluña, Josep Piqué, criticó la "expresión voluntarista" de Maragall sobre una próxima aprobación de la reforma del Estatuto. "Esto no es cierto", aseguró, "porque queda mucho trabajo por hacer y muchos obstáculos por superar".

El consejero de Relaciones Institucionales, Joan Saura, redujo a "15 o 12" las "diferencias relevantes, pero no insalvables" existentes en la reforma del Estatut y se mostró convencido de que todos los partidos sabrán ceder para lograr la necesaria unidad. El líder de ERC, Josep Lluís Carod, por su parte, pidió a Maragall que convocase a todos los líderes catalanes a una segunda cumbre para dar el definitivo impulso a la reforma.

La actitud distante de CiU es la que más preocupa al Gobierno catalán. Los nacionalistas han incrementado en los últimos meses sus críticas y desplantes hacia Maragall, a quien niegan que tenga "autoridad moral" para dirigir el país, y en particular el proceso de reforma estatutaria. Como una expresión más de esta actitud cabe sumar el rechazo del ex presidente Jordi Pujol a asistir ayer a la recepción oficial ofrecida por Maragall en el palacio de Pedralbes, a la que acudieron unas 2.000 personas, entre las que se contaban las principales representaciones culturales, económicas, sociales, religiosas y militares. Artur Mas sí acudió, pero llegó con una hora de retraso.

Los nacionalistas han organizado para hoy un gran mitin para conmemorar el 25º aniversario de la primera investidura de Pujol como presidente de la Generalitat. CiU no ha querido que, el día anterior a esta conmemoración, Pujol compartiera recepción con su sucesor en la presidencia de la Generalitat.

Contra el nuevo escenario

Los dirigentes de CiU no acaban de asumir su condición de fuerza opositora, y esto se traduce en una actitud exigente en la ponencia redactora del Estatuto que no se corresponde con la mayoría parlamentaria, pero que sí es susceptible de impedir que se alcancen los dos tercios de la Cámara requeridos para la adopción de la reforma.

Esta actitud se reflejó igualmente en la crítica al cambio del escenario en el que se celebró la recepción oficial. A los nacionalistas les gustaba más, según dijeron ayer, el desayuno con chocolate en el Pati dels Tarongers instaurado por la Diputación de Barcelona en tiempos del franquismo y continuado por los gobiernos de Pujol.

En esto coincidieron con los dirigentes de ERC. Carod y Ernest Benach, echaron de menos la "representatividad" que otorga el Palau de la Generalitat y que a su juicio no tiene el palacio que los Güell regalaron a la reina María Cristina, que Franco utilizó como residencia en Barcelona y que ayer, finalmente, fue el escenario de una recepción de un gobierno de izquierdas. Mas aseguró que si algún día alcanza la presidencia de la Generalitat hará que la recepción retorne al Pati del Tarongers.

Además de sustituir el desayuno con chocolate por una degustación de platos de cocina moderna catalana, Maragall introdujo como novedad la lectura de una declaración presidencial. En ella recordó que en el último año se han dado pasos de gigante en la resolución de antiguas reclamaciones, gracias a la actitud del actual Gobierno español y de la unidad política en Cataluña.

"El catalán en Europa, la devolución de los papeles de Salamanca y la rehabilitación del presidente Lluís Companys constituyen tres ejemplos positivos de lo que conseguiremos si definimos con precisión los objetivos y actuamos con determinación en las formas", afirmó.

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