_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Qué hará?

El Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, que es sacerdote, ha dicho sobre el nuevo Papa que se ha sentido decepcionado porque el Pontífice "debe ser un mediador entre todas las tendencias teológicas de la Iglesia". Decepción porque el nuevo Papa se ha distinguido por su intransigencia con los teólogos más progresistas y desde luego con los representantes de la Teología de la Liberación, que tanta esperanza dio a los más pobres de América Latina y a los que claman por cambios, en la distancia de la gente que provoca la ortodoxia más extrema que es la que, al menos hasta ahora, ha defendido Ratzinger. ¿Qué hará como Benedicto XVI?

Dicen los que están deseando que algo cambie en la Iglesia, que no hay que perder la esperanza, porque está demostrado que los considerados de antemano papados de continuidad, siempre han dado la sorpresa. Lo decía ayer el Defensor del Pueblo Andaluz, tras haber declarado su decepción, y antes de resumir que la Iglesia tendría que abordar, como asuntos más importantes de cambio, el papel de la mujer en su estructura, porque, dice, "sin ellas no hay Iglesia"; luchar por "erradicar el hambre en el mundo"; analizar la moral sexual, "ya que hay aspectos que no se conciben" y reformar la organización interna de la curia para que "estén en ella representadas todas las corrientes". Me gusta el Defensor del Pueblo Andaluz, me gusta ese cura que se moja porque sabe todo lo que no se puede olvidar cuando se está cerca de la gente, que cuando eso pasa se aprende todo lo que los príncipes de la Iglesia, atrapados en la enormidad de la distancia, desconocen. Los papas deben tener fácil guardar la ortodoxia, no caer, no pecar, ser más divinos que humanos. La vida al otro lado del Estado Vaticano está, sin embargo, necesitando más oxígeno y menos dogma. Aquel que dijo que su reino no era de este mundo fue sin embargo un tipo bien metido este mundo, me decía otro cura que coincidía con el brasileño Casaldáliga, uno de los procesados por Ratzinger, en que alejarse del mundo, tenerle miedo, no es propio de quien cree en el

Evangelio. Son cosas sobre las que he andado estos días, ya que todo, desde dentro de un medio de comunicación, nos parecía estar monopolizado por esa gran noticia del pequeñísimo y poderosísimo Estado Vaticano.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_