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El cónclave elige Papa al alemán Ratzinger, guardián de la ortodoxia

El nuevo Pontífice, de 78 años y fiel colaborador de Juan Pablo II, se llamará Benedicto XVI

Enric González

El primer Papa del siglo XXI resultó un viejo conocido. El cardenal más célebre, el más cercano colaborador de Juan Pablo II, guardián inflexible de la doctrina y azote de teólogos innovadores, salió al balcón de las bendiciones y saludó a la multitud en San Pedro con unas palabras tímidas y desnudas de solemnidad: "Queridos hermanos y hermanas, después del gran papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde obrero en la viña del Señor". "Me consuela el hecho", añadió, "de que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con instrumentos insuficientes, y sobre todo confío en vuestras oraciones". Ése fue el mensaje con el que se presentó al mundo Benedicto XVI, de nombre Joseph Aloysius Ratzinger, de 78 años, de profesión teólogo, hijo de Joseph, policía, y María, cocinera, nacido el 16 de abril de 1927 en la aldea bávara de Marktl. La fumata blanca había anunciado el acuerdo a las 17.50.

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Celador del dogma

La elección de los 115 cardenales reunidos en cónclave fue rápida y recayó en un candidato a la vez obvio e imposible, sorprendente y previsible, garante de la continuidad y, por su edad, destinado a ejercer la misión papal durante un tiempo relativamente breve.

El pontificado de Benedicto XVI quedó tal vez definido en su escena inicial, cuando se combinaron la sorpresa y la confirmación de lo previsto y asomó bajo la mitra papal un rostro familiar, cansado, que saludó con timidez y se retiró al interior de la basílica.

El anuncio efectuado por el protodiácono chileno Jorge Arturo Medina Estévez, tras el ritual "Annuntio vobis gaudium magnum habemus Papam", fue una sorpresa y no fue una sorpresa. Se sabía que el cardenal Ratzinger había entrado en el cónclave como principal favorito, pero el rechazo que suscitaba en los sectores reformistas hacía pensar que utilizaría su ascendente para favorecer la elección de otro purpurado con un perfil menos áspero.

Joseph Ratzinger saluda desde un balcón del Vaticano a los fieles congregados en la plaza de San Pedro nada más ser elegido nuevo Papa.
Joseph Ratzinger saluda desde un balcón del Vaticano a los fieles congregados en la plaza de San Pedro nada más ser elegido nuevo Papa.AP

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