El mercado de Santa Caterina reabre el 10 de mayo con 22 paradas menos
La inversión ha ascendido a 12 millones de euros
El mercado de Santa Caterina reabrirá el próximo 10 de mayo después de los cuatro años de retraso que supusieron el hallazgo de restos arqueológicos y el complejo traslado de los comerciantes desde la carpa provisional del paseo de Lluís Companys. El mercado, que ha costado 12 millones de euros, tendrá 60 paradas, 22 menos que ahora, un restaurante temático, una oleoteca y un supermercado.
De los 12 millones de euros que ha costado el mercado, los tenderos han asumido 1,5 millones de euros, mientras que Caprabo, que gestionará un supermercado, y el grupo Tragaluz, que dispondrá de un restaurante temático, han aportado 1,1 millones de euros.
La representante de Tragaluz, Rosa Maria Esteve, explicó que el restaurante será un street food en el que se servirán varios tipos de comida. "Lo dividiremos en puestos y árboles. En los tenderetes habrá comida vegetariana, mediterránea, asiática e italiana, y bajo los árboles habrá mesas donde la gente se pondrá a comer", afirmó Esteve.
El establecimiento no abrirá el 10 de mayo, aunque Esteve aseguró que lo hará "en poco tiempo". Tampoco se podrá visitar aún la zona destinada a la conservación de los restos arqueológicos, que datan de diferentes épocas pero con predominio de los cimientos de la iglesia y el convento de Santa Caterina, de los siglos XIV y XV.
Además de las 60 paradas, el mercado tendrá una floristería y una tienda especializada en aceite. En los sótanos, dispondrá de 42 almacenes, un área de recogida selectiva de residuos y 250 plazas de aparcamiento desde las que se accederá al mercado a través de varios ascensores. El segundo teniente de alcalde de Barcelona, Jordi Portabella, aseguró que el mercado será "un revulsivo para Santa Caterina y Sant Pere", que están en plena transformación después de recibir una inyección económica de la Generalitat y el Ayuntamiento para mejorar los barrios.
El mercado no tendrá, sin embargo, la pérgola que debía conectar la entrada principal con la avenida de Cambó. Benedetta Taglibue, la arquitecta que proyectó el mercado junto a su marido, el fallecido Enric Miralles, defendió en noviembre la pérgola de Santa Caterina durante la presentación del libro sobre su obra. "Para nosotros es una parte fundamental del proyecto porque enlazaba el mercado con la avenida de Cambó y la Via Laietana", aseguró entonces. Una de las funciones de la pérgola, una estructura metálica con cubierta de madera, era impedir que el acceso principal del mercado se llenase de coches y camiones.
Portabella y la presidenta de los comerciantes, Gloria Esforzado, quitaron hierro al asunto y destacaron que el edificio es "una pieza única". "El camino hasta aquí ha sido muy duro, una larga travesía. Teníamos muchas ganas de volver al mercado, porque también significa normalizar la vida del barrio", aseguró Portabella. Confió, además, en que las obras de la avenida de Cambó terminaran antes del 10 de mayo.
Un total de 22 tenderos de la carpa de Lluís Companys han decidido no seguir con su parada, de los cuales cinco pasarán al mercado de Fort Pienc y el resto porque se jubila.
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