El Ibex entra en pérdidas anuales en otra sesión de fuertes caídas en Europa
El temor a que la recuperación económica se frustre arrastra los mercados internacionales
Las bolsas encadenaron ayer su tercera jornada en rojo. El temor de que la ansiada recuperación económica haya entrado en una fase de declive provocó ayer fuertes caídas en los mercados, que ya han perdido casi todo lo ganado en el año. El Ibex cayó un 1,41% (la tercera mayor caída desde enero) y entró en pérdidas anuales del 0,61%. La Bolsa de Francfort lideró las caídas en Europa, con un retroceso del 2,55%, mientras París perdió un 2,05%, y Londres, un 1,32%. El Dow Jones perdió finalmente un 0,16%. El petróleo dio una inesperada tregua: el barril cayó un dólar, hasta 50,61.
La caída de las bolsas ha pillado desprevenidos a los inversores, que se preguntan si se trata de una simple corrección o del inicio de una crisis bursátil en toda regla. De momento, y tras tres jornadas consecutivas a la baja, el Ibex, índice que agrupa a los 35 principales valores de la Bolsa española y que el viernes sufrió la mayor caída del año, volvió ayer a acumular pérdidas (un 0,61%) respecto al cierre del ejercicio pasado, tras 55 sesiones con ganancias. El derrumbe comenzó la semana pasada, cuando Wall Street registraba sus peores resultados en casi dos años, y se ha extendido a Asia. La Bolsa de Tokio cayó ayer un 3,8%, el mayor retroceso en 11 meses.
"La economía mundial ha crecido mucho en los últimos dos años, aunque en la zona euro no lo hayamos percibido tanto, y ahora toca madurar; al percibir todo esto, la Bolsa se ha puesto un poco histérica", explica Henrik Lumholdt, analista jefe de Inversis Banco, que cree que la caída bursátil se debe esencialmente a factores macroeconómicos.
Lo cierto es que las bolsas siguen de capa caída. El Ibex retrocedió ayer un 1,41%, su tercera mayor caída del ejercicio. Francfort cayó un 2,55%, con lo que el mercado de la mayor economía de la zona euro pierde ya un 1,27% desde enero pasado. París perdió ayer un 2,05%. La Bolsa de Londres cerró con una nueva caída, del 1,32%, que dejó a su principal índice en el nivel más bajo de los últimos tres meses.
Los principales indicadores de la Bolsa de Nueva York presentaron finalmente signos distintos. El Dow Jones, que se mantenía en mínimos anuales tras la divulgación de los resultados de 3M y del fabricante de juguetes Hasbro, que no alcanzaron las expectativas de los analistas, cerró finalmente con una caída del 0,16%, mientras que el Nasdaq, aunque simbólica, registró una subida del 0,25%. Fué el único de los grandes indicadores con signo positivo.
La desaceleración de la economía mundial es un hecho, al menos según los cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI), y ha llevado el pesimismo a los mercados. La semana pasada el organismo mantuvo la previsión de crecimiento mundial del 4,3% en 2005 (un 0,8% por debajo del 5,1% de 2004), pero revisó a la baja el de la zona euro (crecerá un 1,6%, en lugar del 2,2% pronosticado en septiembre) y Japón (del 2,3% previsto hace seis meses al 0,8% calculado en la actualidad). España, según el FMI, crecerá un 2,8%, dos décimas menos de lo calculado inicialmente.
El mensaje del FMI ha puesto de manifiesto "los desequilibrios de la economía y la necesidad de emprender reformas estructurales", añade Javier Estrada, director de gestión de inversiones de Morgan Stanley. No se trata del único factor que ha desencadenado las turbulencias. Estrada recuerda que el índice de ventas al por menor de Estados Unidos, la mayor economía del mundo, cayó un 0,3% en marzo. Los analistas habían previsto que se incrementara un 0,8%. El desplome de la confianza de los consumidores ha sido otro elemento que, a juicio de este economista, ha hecho mella en la percepción de algunos inversores.
También suponen un lastre los malos resultados de algunas compañías estratégicas estadounidenses, tanto en el sector tecnológico (IBM), como en el industrial (General Motors). "Se ha creado una tormenta perfecta", resume Estrada. Y como telón de fondo sigue la amenaza del elevado déficit de Estados Unidos y el aumento de las tensiones políticas entre China y Japón, que añaden incertidumbres.
Rebote a corto plazo
Los analistas consultados explican que la desaceleración económica podría ser hasta cierto punto positiva para moderar los precios energéticos. "El mercado está analizando dos situaciones contradictorias: un incremento de la inflación con mayor crecimiento, y una posible ralentización, con la que no habría inflación", dice el economista jefe de Inversis. "A corto plazo se espera un cierto rebote, una vez que los inversores se laman las heridas, volverán las ganas de comprar", vaticina.
Al menos el petróleo dio ayer un respiro. El barril de brent -crudo de referencia en Europa- para entrega en junio perdía ayer casi un dólar en el mercado de futuros de Londres, hasta 50,61 dólares. El euro, ajeno de momento a las turbulencias, se mantiene estable en 1,30 dólares.
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