¿Te puedo tratar de tú?
El saber estar en sociedad -o donde sea- es cosa de sentido común, pero ya se sabe que éste es el menos común de los sentidos desde que nadie enseña en ninguna parte las normas de urbanidad elementales, ni siquiera aquéllas tipo el Libro de Juanito. ¿Será un tópico de gente antigua que se han perdido las formas, la buena educación? Hace años causó estupor -por la novedad- cómo un agrerrido periodista abordó a un ministro, en una entrevista en directo: "¿Cómo te parece que te trate, Javier: de tú o de usted?" La réplica fue sublime, pero sirvió de poco: ""Tráteme usted como quiera".
Las cosas, por cierto, han ido a peor: en reciente conferencia de prensa de un encumbrado prelado católico, un informador, presuntamente joven y suficientemente preparado, apeó no sólo el tratamiento eclesiástico, sino cualquier otro miramiento. Sencillamente de tú, pues para eso había apeado antes, también, la vestimenta (zapatillas de deporte blancas y un moderno tapacuerpos a la manera de chándal) y la más elemental de las higienes.
Protocolo. Manual práctico para conocer las normas básicas del protocolo de uso diario
Miguel del Río Martínez, Manuel Vidal López-Tormos y Pedro López Molinillo
Editorial Del Río
ISBN 84-95564-59-9
En fin, un horror (pero sobre todo un error) eso de pensar que lo valiente es enemigo de lo cortés. ¿Quién cede hoy el paso en el ascensor, quién el asiento en el autobús, quién sabe saludar a las mujeres (tanto besuqueo impertinente: ella ofrece la mano y se encuentra con dos besos no deseados); quién llama y habla por teléfono con inteligencia y tacto? La generalización del móvil -en romano certero pero algo pijo: un inanimado telefonino- generalizó también una poco cándida impertinencia: toda hora es buena para llamar, no se respeta ni la siesta, nadie pregunta si puedes hablar "ahora".
Este voluminoso libro sobre protocolo de uso diario ofrece respuestas y enseña, incluso, cómo hay que comportarse con los vecinos, cuál es el tratamiento que merece cada persona, y cómo hay que comportarse en el trabajo, tanto el empresario o directivo como el trabajador o aspirante. O cómo colocar en la mesa a los invitados, es decir, cómo ser tan bueno como aquel rey tebano llamado Anphitryon -espléndido en sus banquetes- que el gran Molière, un tipo que sabía de escenas, logró meter en nuestros diccionarios de uso como un sustantivo magnífico con sólo usarlo de personaje de risa en comedia famosa: Anfitrión, al fin y al cabo, es, en Molière, "el señor que nos invita a cenar".
Miguel del Río, responsable del protocolo en el Parlamento de Cantabria -donde no siempre se predican buenas maneras, pero ésa es otra historia-, ya escribió hace años un manual de protocolo institucional, es decir, la plasmación práctica de la estructura del poder, según frase certera de Jordi Pujol. Ahora lo completa generosamente y se hace acompañar de dos profesionales bien seleccionados: Manuel Vidal López-Tormos, que se ocupa del protocolo en las empresas; y Pedro López Molinillo, experto en medios de comunicación y relacionees públicas.
El libro, lujosamente editado, con incontables fotografías y gráficos, trasciende el protocolo (el de todo tipo de actos protocolarios, incluso el de las primeras piedras, con una detallada legislación para cada caso). También habla de civismo y buenas maneras, de la etiqueta, de los actos familiares, de los regalos, los menús, los cubiertos, los puros, incluso de la bodega que hay que tener... Quien quiera saber cómo comportarse en todo momento tendrá aquí la respuesta, incluso a qué hora hay que llegar a un acto oficial concreto.
Un Apéndice -en realidad, otro libro, en tomo aparte: los dos en lujosa caja de cartón- documenta lo que hay que saber para redactar un proyecto de protocolo, sobre la firma en el libro de honor, las engorrosas tomas de posesión, las declaraciones de luto oficial y las banderas a media asta, los funerales oficiales, la interpretación de himnos -el de España, el de cada comunidad-, el abecedario de autoridades y personalidades, los currículos, las condecoraciones y, por supuesto, las reglas del buen vestir, incluso sobre cómo hacerse el nudo de la corbata. Completo.
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