Fotógrafas de lo imperceptible

Resulta algo delicado plantear una exposición titulada Miradas de mujer. 20 fotógrafas españolas por varios motivos. Por un lado, porque las propias artistas explican en los textos que acompañan el catálogo que no creen que se pueda distinguir algo como una "mirada femenina" al observar una foto. Puede incluso que algo así pueda existir, aunque no necesariamente sean mujeres las que hayan realizado la obra. Por otro lado, tampoco se puede hablar de la dedicación exclusiva al género en buena parte de las artistas escogidas para la muestra que se abre este martes en el Museo Esteban Vicente, de Segovia. Buena parte de ellas se desliza entre la fotografía, el vídeo, las instalaciones y hasta la pintura o la escultura. Aun así, esta exposición tiene especial relevancia porque reúne a un grupo de creadoras españolas con propuestas claras y de gran fuerza expresiva. Ellas son Sandra Balsells, Marga Clark, Hannah Collins, Carmela García, Cristina García Rodero, Susy Gómez, María José Gómez Redondo, Marisa González, Ana Muller, Isabel Muñoz, Ouka Lele, Pilar Pequeño, Ana Prada, Ixone Sádaba, Marta Sentís, Mireia Sentís, Montserrat Soto, Eulàlia Valldosera y Mayte Vieta. Todas han nacido entre 1940 y 1970, con lo que provienen de experiencias vitales y culturales bastante diferenciadas. La exposición presentará varias obras de cada una de las artistas elegidas.

Para José María Parreño, director del museo segoviano y comisario de la muestra, "cabría hacer una distinción entre lo que podría ser una mirada femenina y lo que plantea un arte feminista, que es una opción política y estética que asumen algunas artistas".

"Acerca de lo que puede ser una mirada femenina podría caber en ella la obra de alguien como John Coplans, que fotografía su propio cuerpo envejecido en una actitud que muchos considerarían femenina", dice Parreño. "Eso es algo sobre lo que puede opinar el propio artista, pero también el espectador y el crítico de arte. Ana Muller, que fotografía puentes y obras de ingeniería, podría ser vista como una mirada masculina. Entre las participantes tal vez sólo Susy Gómez, que proviene del mundo de la pintura y que no hace sus propias fotografías, sino que elige imágenes y las manipula, es la única que ha reclamado una posición feminista en su trabajo".

Una de las características que se suele atribuir al mundo femenino es la atención que pone al círculo de lo íntimo, a los detalles más insignificantes como sucede en el trabajo de Pilar Pequeño, que se centra en el universo de lo cotidiano. O las piezas escultóricas fabricadas por Ana Prada, con materiales domésticos y a una escala mínima que ella fotografía para darle una dimensión distinta; así como el interés de Isabel Muñoz por el cuerpo.

Quizá la respuesta se halle en la propia exposición. No es sencillo encontrar un denominador común a todas las obras, claro que tampoco es necesario. Lo que se puede observar como fenómeno es la manera en que se han transformado los planteamientos de estos trabajos visuales entre artistas de distintas generaciones. "Si hay algo que haya evolucionado es ese camino de lo real a la ficción", afirma Parreño. "Si Cristina García Rodero es una suerte de reportera antropológica, Ixone Sádaba crea escenas claramente ficticias, así como Valldosera o Prada, que manipulan sus imágenes. Aun así, García Rodero recoge una memoria de España que no es la de la historia oficial, sino la vida mágica de la historia, lo que crea un nexo con el trabajo de artistas más jóvenes. Otras fotógrafas, como Marisa González, pueden combinar sus imágenes de fábricas con cierto espíritu monumental, heroico y hasta romántico de la pintura, y que ella combina con el mundo íntimo e inquietante de su serie sobre vegetales con malformaciones". También Hannah Collins y Mireia Sentís realizan un trabajo conceptual, partiendo de ideas y juegos del lenguaje. Carmela García, por su parte, indaga en los esterotipos sexuales en sus series centradas exclusivamente en mujeres.

La veintena de artistas selec-

cionadas pretende cubrir distintos aspectos de un panorama muy amplio. "Han quedado obligatoriamente fuera algunas fotógrafas importantes, pero creo que con las elegidas se puede dar una idea de las distintas tendencias que conviven. Incluso algunas de ellas como Ouka Lele o Susy Gómez no se consideran fotógrafas sino artistas. Otras, como Valldosera, son más conocidas por sus instalaciones que exclusivamente como fotógrafas".

En todo caso, la fotografía es el campo artístico en el que trabajan mayor cantidad de mujeres, según el comisario. "Tal vez porque desde sus inicios la fotografía no fue vista como un arte sino como una técnica al alcance casi de cualquiera y eso permitió que una sociedad que tenía relegada a la mujer fuera de las disciplinas artísticas más exigentes, como la pintura o la escultura, les dejara desarrollar un lenguaje propio". Lo cierto es que las propuestas que presentan tienen suficiente peso como para que valga la pena acercarse a una exposición en la que se reúne una buena muestra de ellas.