Números y nacionalismo vasco

En el editorial del domingo día 10 de abril y con el título de En el filo de la mayoría, el editorialista afirmaba: "... si el sondeo acierta, proseguiría el lento desgaste del nacionalismo, que a mediados de los ochenta agrupaba a dos tercios de los votantes, y ahora, a la mitad...". Son conocidas las posibilidades que suelen dar jugar hábilmente con estadísticas y números, sumas, restas, sumandos, etcétera. No es menos conocida la destreza de quien, para demostrar lo que con anterioridad ha decidido demostrar, consigue su propósito final y lo presenta en público, en este caso en el editorial del periódico. Soy un asiduo lector de EL PAÍS desde los comienzos mismos. Soy además un ciudadano vasco preocupado e interesado en la política de mi tierra. Por esas dos condiciones me permito escribir estas líneas. Porque se puede no mentir no diciendo la verdad, al menos toda la verdad, pero en ese caso no estaríamos hablando de veracidad informativa, de necesaria seriedad y responsabilidad para con los lectores. Quien leyó el editorial dedujo que electoralmente el nacionalismo vasco se deteriora progresivamente y lo que en un momento suponía los dos tercios de la sociedad, hoy día roza justo la mitad, bajando 16 puntos, del 66% al 50%.

Lo cierto es que la suma de los porcentajes de voto de PNV-EA y Batasuna (o como se le llame) ha oscilado a lo largo de estos 25 años entre el 58,2% el año 1990 y el 53,24% el año 2001. Y si incluimos también entre los sumandos a la extinta Euskadiko Ezkerra, cuyo lugar podremos razonablemente considerar que sociológicamente, en parte al menos, está representado hoy por IU, veremos que oscila entre un 67,90% el año 1986 y el 58,82% el año 2001. Pero lo que no se puede, a mi entender, es considerar el voto a EE a mediados de los ochenta como voto nacionalista y a su vez no contar a IU como sumando el 2001. Hay algo objetivo: en estos 25 años, hecha la suma de una manera u otra, el nacionalismo ha sido y es mayoritario.

Finaliza el editorial afirmando que "la consulta comprometida por Ibarretxe sólo serviría, en estas condiciones, para refrendar (y fijar) la división existente en la sociedad vasca". Pero lo cierto es que la sociedad vasca viene votando estos últimos 25 años, y lo hace con oscilaciones, sí, pero mayoritariamente nacionalista, hágase la suma como se haga. Y achacar a la consulta, o al llamado plan Ibarretxe, "refrendar (y fijar) la división existente en la sociedad vasca" es negar el juego de mayorías-minorías.