La glorificación del "engaño"
Las organizaciones de católicos de base no gozan de la simpatía de la autoridad eclesiástica, que ha puesto sus complacencias en los nuevos movimientos wojtylianos, "fuertes e incondicionales" (así los llama el manifiesto de Chaminade), como Opus Dei, Legionarios de Cristo, Kikos y Comunión y Liberación. Pero los católicos de base llenan iglesias y, sobre todo, ayudan a los curas en el día a día, parroquia por parroquia. Cuentan, además, con decenas de medios de comunicación, y con cientos de comunicadores: buena parte de los articulistas católicos en la prensa laica pertenecen a estas organizaciones.
Por lo demás, el manifiesto afirma estar solemnizando "lo obvio": que la Iglesia romana sufre una grave crisis, que Juan Pablo II llenó estadios de fútbol pero no pudo evitar el vaciado de las iglesias, o que la jaleada petición para hacer santo subito a este Papa, como se ha reclamado estos días, va contra toda lógica canónica.
"Pensamos que la iniciativa no ha sido espontánea, sino inducida por sectores de iglesia sobradamente conocidos por su talante conservador, y coreada acríticamente por los medios. Si la santidad cristiana tiene como medida el seguimiento de Jesús, pensamos que el pontificado de Juan Pablo II ofrece, en aspectos importantes, abusos y contradicciones impropias del seguimiento de Jesús. Su pontificado fue ocasión de frustración y sufrimiento para muchos fieles de la Iglesia. Creemos que la aclamación de santo pretende canonizar un modelo de Iglesia, más acorde con intereses de grupos particulares que con los de la Iglesia universal, y contribuiría a glorificar más que las virtudes personales de Juan Pablo II, la parcialidad, el engaño y la exclusión. Denunciamos este sospechoso intento y exigimos que no se haga creer demanda del pueblo de Dios lo que es demanda interesada de grupos neoconservadores", clama al respecto el manifiesto de Chaminade.
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