Riesgo nuclear

Probablemente lo más grave de lo ocurrido en la central nuclear de Vandellòs II, en Tarragona, no es el incidente en sí, sino la ocultación de la información, según ha puesto de manifiesto el informe del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). La central nuclear de Vandellòs ha sufrido graves daños por corrosión en el sistema de refrigeración de la planta que rodea el circuito primario, la zona radiactiva. Los graves daños causados por la corrosión se detectaron el pasado mes de agosto, lo que obligó a parar la central. Pero estos hechos no fueron puestos en conocimiento del Consejo en su totalidad.

El Consejo de Seguridad Nuclear ha emitido un informe demoledor que pone de manifiesto un más que negligente comportamiento por parte de los responsables de la central, cuyas propietarias son las compañías eléctricas Iberdrola y Endesa. Algunas de las deficiencias señaladas por el CSN se refieren al incorrecto control de las tuberías, la falta de sensibilidad en la organización de la seguridad, la primacía de la producción sobre la seguridad y, quizá lo más grave, la ocultación y retraso en la información al Consejo.

Resulta increíble que en una materia tan inquietante como es la seguridad de las instalaciones nucleares, con antecendentes tan conocidos y próximos como los incidentes de Vandellòs I en 1989 y Zorita en 1994, se siga ocultando información. La complejidad de las instalaciones nucleares no permite excluir la posibilidad de que haya incidentes, pero el riesgo disminuye en la medida en que se cuenta con un estricto control, y ello depende en buena medida de la información.

En esta ocasión no fueron las autoridades correspondientes, sino la organización ecologista Greenpeace, la que dio la primera voz de alarma sobre la gravedad de los incidentes. La propuesta de Iniciativa Verds que impulsa una reforma del Consejo de Seguridad Nuclear para dotarle de la máxima transparencia a través de la sociedad civil y de los gobiernos autónomos merece especial atención después de los despistes sufridos por los supervisores oficiales.