Sinrazón del alcalde
El alcalde de Torrevieja reta a la ciudadanía poniendo de manifiesto su honestidad y honorabilidad declarando tener las manos limpias y los bolsos de cristal. Quiero rebatirle cada uno de los argumentos.
Reconoce que vendió las fincas a uno de los "mil constructores" a 5,4 millones de euros, e incluso llega a decir que le han llamado para decirle que ha hecho el tonto por venderla a ese precio, pero también dice que esos terrenos siguen siendo rústicos. No creo que nadie se crea que una constructora le compre unos terrenos rústicos por 900 millones de pesetas sin tener una perspectiva de que se recalifiquen. Eso me lleva a la conclusión que tanto él como los compradores y los responsables políticos de Almoradí sabían el próximo valor de las mismas. Ahora se ha fastidiado el negocio, pues evidentemente Almoradí no podría recalificar estos terrenos por el escándalo que eso supondría.
Nos dice Hernández que lleva trabajando 45 años, en una primera etapa de dependiente farmacéutico, y una segunda de político, alcalde de Torrevieja y diputado provincial. Otras personas con 45 años de trabajo e incluso bien remunerado no les ha dado para convertirse en multimillonarias.
De los 45 años de trabajo incesante nos resalta que trabajó 12 años como diputado provincial y que además era alcalde y nos comenta que ganó 90 millones de pesetas. Este punto no queda muy claro, pues si, aparte de los 7,5 millones de pesetas anuales que ganaba como diputado también cobraba como alcalde existe una ley de incompatibilidades.
Es curioso pues todos teníamos entendido que los sueldos de los políticos eran muy bajos. También es paradigmático que algunos políticos del PP como él y Zaplana se hayan hecho tan ricos. Es curioso que el que fue ministro de Trabajo al llegar a Madrid se compró un modesto piso en el Paseo de la castellana por 500 millones de pesetas.
Algunos de los afines a Hernández dicen que esto ha sido "un golpe de suerte". Efectivamente, ha sido un golpe de suerte: ha jugado a un número que era el único que había en el bombo.
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