En recuerdo de Juan Ramón Lodares
Me disponía a redactar una réplica a la última carta de Juan Ramón Lodares publicada en este periódico (El internacionalismo lingüístico, EL PAÍS, 2-4-2005), cuando me ha llegado la noticia de su repentina muerte. No puedo hacer otra cosa que olvidar mi réplica, convertida en pura nimiedad ante las circunstancias, y expresar mi sincera condolencia a su familia.
Hemos perdido a un intelectual de mucha valía y a un escritor brillante. Para mí fue un honor poder iniciar una discusión pública con él y lamento en lo más profundo que se haya tenido que interrumpir de esta manera cruel.- Albert Branchadell Gallo. Barcelona.
Ha muerto un amigo. La carretera se ha llevado a Juan Ramón Lodares. Esa asesina que va añadiendo víctimas a una lista interminable, ha truncado de cuajo la vida fecunda y prometedora de un todavía joven profesor. Este lingüista brillante, alegre, vital y bien informado ha puesto el mito del español-lengua-de-opresión -creado fundamentalmente por los nacionalismos lingüísticos-
bajo los pies de datos contrastables, del análisis y de la razón, y lo ha destrozado. Su obra queda dando luz y dando que hablar, pero el desgarro de su ausencia será difícil de curar. Descanse en paz.- Marita Rodríguez. Asociación por la Tolerancia. Barcelona.
Cuando Juan Ramón Lodares salía de clase, lo hacía serio, con los hombros a la altura de las orejas, y subía las escaleras de dos en dos. Un día me comentó lo preocupado que estaba porque a muy pocos parecía interesante la historia del español (y la lengua en general). Sus clases eran, según algunos de mis compañeros, como el club de la comedia "de la lengua": lo mismo hablaba del español en América como de la situación del español en la actualidad (o el porvenir del español). La última clase que tuvo con nosotros, el 2º curso de Filología Hispánica de la Universidad Autónoma de Madrid, nos reímos como nunca con sus ocurrencias (lingüísticas, of course) y pude entender mejor que nunca que lo que estudiamos es algo físico, una realidad inmensa en continua expansión.
Ya siempre me quedarán dudas por responder. Hasta siempre, Lodares.- Macarena Méndez Gallego. Colmenar Viejo, Madrid.
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