La dirección de obra y la constructora del túnel del Carmel comparecen en el Parlament y discrepan en todo

Una de las preguntas más repetidas en la comisión del Parlament que investiga el hundimiento del Carmel era si entre la dirección de obra y las constructoras había discrepancias. Las respuesta más frecuente era que no. Pero se añadía con frecuencia un matiz: "Pocas". Ayer se vio: comparecieron el director de obra, Javier Gete-Alonso, y el responsable de la constructora, José Antonio Rubín. No coincidieron en nada.

El primero en declarar fue Gete-Alonso. Lo hizo acompañado de un asesor y de un abogado. Su tesis fue más que simple: la dirección de obra sólo tiene una función: comprobar que lo que hace la constructora coincida con el proyecto. En el caso del Carmel, no explicó qué proyecto, porque el aprobado no se sigue y el que se sigue no está aprobado.

Gete-Alonso fue explícito: la causa inmediata del hundimiento se debió a una tarea realizada de noche. Y de noche no hay vigilancia, dijo, porque GISA no se lo ha encargado. La actuación, explicó, fue una excavación en la zona del hundimiento de la que la dirección de obra no tuvo conocimiento. Además la capacidad de parar las obras no era suya, sino de GISA, que no lo hizo. Él ni siquiera se enteró de los motivos del cambio del túnel de maniobras de Horta al Carmel.

A preguntas de Joan Ramon Clascà, uno de los expertos, reconoció que la excavación del túnel de maniobras, donde se produjo el hundimiento, se hizo con un método diferente al previsto en el proyecto original. En su opinión, un asunto sin importancia. En un descanso, los expertos comentaron que se trataba de un cambio que suponía un ahorro de unos seis millones de euros.

José Antonio Rubín sostuvo casi todo lo contrario. La responsable de lo que se hace es la dirección de obra, que, de modo sistemático, rechazó propuestas de la constructora porque suponían un aumento de costes. Pero, sobre todo, no es cierto que haya una relación directa entre la supuesta excavación en la zona del hundimiento y el colapso, ni que faltara una orden de actuar en esa zona como sostuvo Gete-Alonso.

La tesis de Rubín, que estuvo asesorado por el geólogo José Manuel Gutiérrez Manjón, es que la dirección de obra no tenía que dar orden de actuar sino, en todo caso, de parar.

La excavación de esa zona del túnel, el kilómetro 0,930, se hizo a sección completa (todo el hueco) y cuando se actúa así se hace, al final, el cajeo y la solera (refuerzo de la base con una capa de hormigón entre las paredes del túnel). En esas se estaba. De modo que si Gete-Alonso creía que no se debía haber terminado esa actuación, tenía que haber dado una orden en ese sentido.

Gete-Alonso reconoció que se había guardado un montón de documentos para garantizarse, dijo, "la seguridad jurídica" en el proceso judicial abierto. Su abogado, Mario Pascual, intervino para asegurar que el pasado martes llevó estos papeles al juez y sugirió que enviarlos al Parlament era muy complejo, de modo que era mejor que los pidieran directamente al juzgado.

La intervención de José Antonio Rubín terminó pasada la medianoche, pero la sesión continuó de madrugada con el tercer interviniente. Benjamín Celada, asesor de túneles del director de obra de la UTE, inició su comparecencia con una explicación técnica sobre procesos constructivos que seguía al cierre de esta edición.