Ciertos contaminantes presentes en la dieta elevan el riesgo de padecer cáncer de colon
El cáncer colorrectal es el tercero más frecuente en humanos y el segundo en mortalidad en países industrializados, superado tan sólo por el cáncer de pulmón. Se estima que aproximadamente el 6% de la población padecerá este tipo de cáncer, y el 40% de los enfermos morirá por esta causa, privándoles de unos siete años de vida de promedio. Pero sus causas todavía son poco conocidas, aunque hay diversas evidencias de que la dieta tiene un papel importante en su aparición.
Un equipo de investigadores catalanes acaba de determinar que la exposición a ciertos contaminantes organoclorados que ingerimos a través de los alimentos aumenta el riesgo de padecer cáncer de colon. Los contaminantes identificados son dos tipos de bifenilos policlorados, más conocidos como PCB. La investigación, realizada en el Hospital Universitario de Bellvitge (Barcelona), en 208 personas ha desvelado que la concentración de PCB 28 y de PCB 118 era el doble en la sangre de los pacientes con cáncer de colon que en el resto de pacientes.
Los PCB forman parte de los alimentos que tomamos a diario, y en cantidades no bajas
El trabajo ha sido desarrollado por científicos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), del Instituto Catalán de Oncología y del CSIC, y acaba de publicarse en la revista Environmental Health Perspectives.
La capacidad de producir mutaciones de estos compuestos radica en su particular forma. El PCB 28 y el 118 tienen una conformación plana similar a las dioxinas que les permite desencadenar la activación de enzimas celulares que producen especies reactivas de oxígeno, que provocan daños al ADN.
Los investigadores, dirigidos por Víctor Moreno de la Facultad de Medicina de la UAB, han detectado también dos genes implicados en el desarrollo del cáncer colorrectal, el oncogén K-Ras y el gen supresor de tumores p53. Existe una clara relación entre la exposición a los PCB y la presencia de mutaciones en ambos genes.
Los PCB forman parte de los alimentos que consumimos a diario. Y en cantidades no precisamente bajas. Un completo estudio realizado en Cataluña por Joan Maria Llobet, de la Universidad de Barcelona, y Josep Lluís Domingo, de la Universidad Rovira i Virgili, reveló que los adultos están ingiriendo cada día unos 3,5 picogramos de PCB por kilo de peso corporal. Y eso está muy cerca del máximo admisible, que oscila entre 1 y 4 picogramos, según la Organización Mundial de la Salud.
Determinadas dietas pueden superar claramente este nivel, sobre todo las más ricas en grasas y en productos como el pescado y el marisco (véase EL PAÍS del 2 de marzo de 2004). Los niños también pueden superar con facilidad este nivel máximo, ya que comen mayor cantidad de alimento con relación a su propio peso. La recomendación de los doctores Llobet y Domingo consiste en "aumentar el consumo de frutas y verduras y reducir el consumo de alimentos grasos".
¿Cómo han llegado los PCB a contaminar de forma masiva los alimentos que comemos? Estas substancias han sido producidas masivamente durante décadas para ser utilizadas en muchos equipos industriales, como transformadores eléctricos, aceites refrigerantes, condensadores, generadores y un largo etcétera. Una parte importante de estos PCB han acabado vertiéndose al medio ambiente, y una vez que circulan por los ecosistemas es muy difícil eliminarlos ya que son muy persistentes. Al final se han diseminado por todas partes, incluyendo los alimentos.
Una vez que penetra en el organismo humano, el PCB es muy persistente, al igual que la mayoría de contaminantes organoclorados. Se metabolizan con dificultad y acostumbran a guardarse en el tejido adiposo. Su excreción del organismo se realiza por vía intestinal, tanto para los compuestos acabados de ingerir como para los que provienen del tejido adiposo. Las heces permanecen entre uno y dos días en el intestino grueso, lo que da tiempo a que se produzca la acción del PCB sobre el epitelio intestinal y se desarrolle el cáncer.
Una directiva europea prevé la eliminación total de los PCB en Europa antes del año 2011. En el año 2000 se estimó que en España había unas 200.000 toneladas de contaminante diseminadas en todo tipo de equipos industriales. Sólo en Cataluña se han identificado más de 4.000 instalaciones y equipos susceptibles de contener este compuesto.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.