Las elecciones regionales ponen a prueba al Gobierno de Berlusconi
Última cita electoral en Italia antes de las generales de 2006
En un clima profundamente marcado por la lenta agonía de Juan Pablo II, unos 41 millones de italianos están llamados a las urnas, hoy y mañana, para elegir a sus representantes en 13 regiones, 2 provincias y 367 ayuntamientos. La cita electoral cobra una relevancia especial tras la aprobación, en el primero de los dos escrutinios necesarios, de una reforma constitucional que prevé un sensible aumento de las competencias de las instituciones locales.
Una campaña movida y dialécticamente muy agresiva ha convertido la votación, última de importancia nacional antes de las elecciones generales previstas para la primavera de 2006, en una especie de referéndum sobre cuatro años de actuaciones del Gobierno de Silvio Berlusconi. Acusaciones, agresiones verbales, juicios sobre la legalidad de algunas candidaturas... Y luego un intenso silencio, debido al cierre anticipado de la campaña electoral ante el agravamiento de la salud de Juan Pablo II.
Los italianos acuden hoy a las urnas en 13 de las 20 regiones del país en un ambiente de tristeza, mientras la clase política, detrás del silencio formal, se interroga sobre las consecuencias que la agonía del Papa tendrá sobre el voto. Muchos temen un impacto notable en la participación -en 2000 alcanzó el 72%- y especulan sobre cuál de las coaliciones resultará más perjudicada.
Los sondeos publicados en las últimas semanas indican una probable recuperación de la coalición de centroizquierda respecto a la derrota de hace cinco años, que dio paso a la dimisión del Gobierno de Massimo D'Alema y a la elección del Gobierno de Silvio Berlusconi en 2001. Exactamente como entonces, los dirigentes políticos han afrontado la campaña con un ojo puesto en las elecciones generales de 2006.
En su habitual tono apocalíptico, Berlusconi quiso señalar: "Si gana la izquierda, hay que tener miedo... La libertad estaría en peligro". Romano Prodi, ex presidente de la Comisión Europea y líder del centroizquierda, también apoyó a los candidatos de su coalición con continuas referencias a la política nacional y a la necesidad de cambiar "muchas leyes aprobadas por esta mayoría parlamentaria, en primer lugar en el sector televisivo y en el derecho laboral".
Pero no sólo están en discusión los equilibrios entre coaliciones, sino también los pactos internos del propio centroderecha, después de la aprobación -en primera ronda, con la segunda prevista para dentro de tres meses- de la reforma constitucional de descentralización de competencias y fortalecimiento de las prerrogativas del presidente del Gobierno. Ardientemente defendida por la Liga Norte, de Umberto Bossi, y por Forza Italia, el partido de Berlusconi, la reforma ha causado el malestar de sus aliados de la UDC (ex democristianos) y de Alianza Nacional (posfascistas). El resultado de las urnas, que quedarán abiertas hasta las tres de la tarde de mañana (la misma hora en la España peninsular), podría cambiar la capacidad de los aliados para influir en la política del Gobierno en el último año de legislatura.
La batalla se centra sobre todo en la región de Roma (Lazio), gobernado por el centroderecha. La candidatura de Alessandra Mussolini -con su partido de extrema derecha, Alternativa Social-, inicialmente vetada por irregularidades por el Tribunal Administrativo del Lazio y luego validada en segunda instancia por el Consejo de Estado, pone en serio peligro la reelección de Francesco Storace, actual gobernador, de Alianza Nacional. La nieta del dictador, según los sondeos, podría restar a Storace un número de votos suficiente para dar la victoria a Piero Marrazzo, periodista televisivo y candidato del centroizquierda.
Otro punto clave es la región de Milán (Lombardía), donde el actual gobernador de centroderecha, Roberto Formigoni, y su adversario, Riccardo Scarfatti, viajan bastante ajustados, según las encuestas.
La exclusión y posterior readmisión en los comicios de otra formación política, Unión Popular, ha causado el aplazamiento de la votación en la región de Basilicata, en el sur del país, donde los ciudadanos acudirán a las urnas dentro de dos semanas. Este fin de semana no se vota en las cinco regiones con estatuto especial (Sicilia, Cerdeña, Friuli, Valle de Aosta y Trentino), ni en Molise, donde habrá comicios en 2006.
Mussolini, clave
Alessandra Mussolini, nieta del dictador y líder del partido de extrema derecha Alternativa Social (AS), podría decidir el voto en Lazio, cuya capital es Roma. Su candidatura fue llevada al Tribunal Administrativo Regional por presuntas irregularidades en las firmas de apoyo. El tribunal sentenció la exclusión de Mussolini de la competición electoral, lo que habría supuesto una gran ventaja para el candidato del centroderecha, el actual gobernador, Francesco Storace, que no habría sufrido la temida hemorragia de votos hacia la derecha. Pero en segunda instancia, el Consejo de Estado -tras una huelga de hambre de la Mussolini- anuló la decisión del tribunal y admitió la candidatura de la nieta del dictador. AS, creada por Mussolini el año pasado tras su salida de Alianza Nacional, obtuvo un 2,2% de votos en las elecciones europeas de 2004, pero según los sondeos debería alcanzar en la región de Lazio hasta un 9%.
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