El secuestro de tres periodistas rumanos en Irak suscita sospechas de un complot
El secuestro de tres periodistas rumanos en Irak, el pasado lunes, ha disparado la controversia entre el Gobierno de Rumania y los medios de comunicación, que se debaten entre el escepticismo, la solidaridad y la sospecha a medida en que se van conociendo detalles del suceso.
Los tres periodistas -Marie Jeanne Ion, Sorin Miscosi y Eduard Ovidiu Ohanesian- se encontraban en Bagdad desde el 22 de marzo en compañía de Mohamed Monaf, un hombre de negocios de triple nacionalidad -iraquí, americana y rumana- que hacía funciones de traductor y guía. Ahora se sabe que el viaje fue patrocinado por un socio de Monaf, llamado Omar Haysam, al que la justicia rumana persigue por delitos de fraude, evasión de capitales y blanqueo de dinero. Haysam declaró que los secuestradores le exigieron, a través de su amigo, el pago de cuatro millones de dólares, "que ya están en Irak".
Otro elemento extraño es que los periodistas se alojaban en un hotel fuera del perímetro de seguridad y no tomaron las mínimas precauciones, como avisar a la Embajada rumana. En los medios locales, las sospechas de una operación financiera irregular se mezclan con la lógica preocupación por los rehenes. El Gobierno rumano ha pedido "moderación" para no poner en peligro la vida de los cautivos. "Por favor, paren ya esto", suplicaba, por su parte, Dan Dumitru, editor de Prima TV, donde trabajan dos de los secuestrados.

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