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La UTE niega el error en el túnel del Carmel que le atribuye Borràs

Las empresas preguntan si pueden declarar a puerta cerrada

"No le he dicho a Xavier Borràs lo que él dijo a la comisión". Con esta claridad se expresó ayer uno de los técnicos de la unión temporal de empresas (UTE) que realiza la obra. Francisco Diéguez, citado por Xavier Borràs como la persona que le informó del supuesto error, negó ayer en redondo haberle dado esta información. "No he dicho a Xavier Borràs que la UTE confundiera la construcción de una solera con la realización de una destroza. Cualquiera sabe que son cosas que no tienen nada que ver", precisó Diéguez. La UTE constructora está formada por las empresas Fomento de Construcciones y Contrata, Copisa y Comsa. La dirección de obra la llevan las empresas Geocontrol y Tec-4.

Borràs aseguró en su comparecencia ante la comisión del Parlament que el hundimiento se produjo tras un error humano consistente en practicar una destroza (excavación en la base del túnel) en vez de una solera (refuerzo con hormigón en la misma base). Con ello, dijo Borràs, se dejaron las paredes sin apoyo y se produjo el colapso. Borràs precisó que la excavación se había hecho con una profundidad de hasta 1,5 metros. Francisco Diéguez lo negó por completo. "Hablé con Xavier Borràs en su día y le expliqué la realidad de lo hecho en la obra, pero eso no tiene que ver con lo que él dijo".La verdad, según Diéguez, es que la empresa constructora hizo una limpieza de la tierra para construir una solera. La excavación no tenía una profundidad de 1,5 metros, sino de entre 40 y 50 centímetros en los puntos más pronunciados. En algunos, apenas llegaba a los 15 centímetros. Esta limpieza y cajeo se adentraba en el túnel, pero no unos 30 metros como dijo Borràs, sino entre 20 y 30, y más cerca de los 20 que de los 30. Y finalmente no se hizo de pared a pared, sino en dos fases: "Primero se excavó la mitad izquierda y luego la otra mitad en el lado derecho". La intención era construir una solera de hormigón de unos 30 centímetros de grosor.

Francisco Diéguez afirma que la situación de la obra no coincide con la explicación dada por Borràs en prácticamente nada. "Él sugiere que realizamos dos fases de destroza a la vez y eso no es así", dijo Diéguez. La destroza estaba prevista en tres fases; de ellas, la primera y la segunda ya estaban hechas, y sólo quedaba el fondo de la paredes del túnel, y nunca con el grosor de 1,5 metros, que es lo que dijo Borràs.

Diéguez había sido citado por Borràs, quien en principio se resistió a citar sus fuentes, pero uno de los expertos, Joan Ramon de Clascà, forzó las aclaraciones. Tras la primera pregunta por la identidad de la fuente, Borràs responde: "Preferiría no decir el nombre si no es...". De Clascà le interrumpió: "Si tenemos que comprobar las cosas, tendríamos que saber los nombres". El presidente, a quien Borràs consultó, dijo que, en efecto, era "imprescindible". Entonces, Borràs afirmó: "El señor Paco Diéguez, de Fomento". "¿Perdón?", inquirió De Clascà, que no había oído bien la respuesta. Y Borràs repite: "Paco Diéguez, de Fomento", y añade: "Pero que conste que me lo ha pedido el presidente".

Las declaraciones de Borràs provocaron ayer un enfrentamiento entre socialistas y CiU. Los nacionalistas, a través del portavoz del grupo, Felip Puig, y del portavoz en la comisión, Josep Rull, sacaron pecho, entendiendo que Borràs había situado el problema en la fase de ejecución y, por lo tanto, ellos quedaban exculpados de cualquier tipo de responsabilidad. Además acusaron al consejero de Política Territorial y Obras Públicas, Joaquim Nadal, de disponer de la información que aportó Borràs y haberla ocultado al Parlament.

Los socialistas, en cambio, sostuvieron que las afirmaciones de Borràs en nada desmentían a Nadal. "Lo que hace Borràs", explicó el consejero de Política Territorial, "es señalar un culpable. Yo dije que la causa inmediata era la actuación en la zona del hundimiento, pero no quise tomar partido ni por la dirección de obra, a la que Borràs salva, ni por la constructora. Entendí que debía dar la causa y dejar que fuera el juez quien señalara el culpable, sin azuzar guerras entre las empresas". Para la semana que viene está prevista la comparecencia en la comisión de los dirigentes de las constructoras y la dirección de obra. Las empresas han consultado con el Parlament sobre la posibilidad de que la sesión se celebre a puerta cerrada y sin la presencia de los periodistas. El motivo es la "falta de experiencia" de los técnicos convocados para hablar en público.

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