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Reportaje:

Bach y Chopin en braille para Francisco

El ingreso de un invidente en el Conservatorio de Jaén queda en el aire porque nadie le transcribe las partituras

Cuando Francisco Miguel Martínez, Paco para los amigos, cumplió siete años, su abuela le regaló un órgano, "de los pequeños", con el que empezó a "experimentar". Fue su primer contacto con las teclas blancas y negras que él no puede ver, pero que sí conoce a la perfección y por las que desliza los dedos de sus manos sin ningún problema. A Paco, que ahora tiene 19 años, se le complicaron las cosas al nacer y desde entonces es invidente. Después de haber permanecido hasta los 18 años en un colegio de la ONCE en Alicante, donde adquirió sus primeros conocimientos musicales, ahora compagina en Jaén sus estudios de Marketing y Comercio con su verdadera pasión, el piano.

Autodidacta desde sus inicios y utilizando el oído como su mejor aliado, éste es el primer año que Paco, vecino de Venta de los Santos, un anejo de Montizón en la comarca de El Condado, se ha propuesto estudiar música "a conciencia". "Mi objetivo más inmediato es presentarme a las pruebas de ingreso en el Conservatorio de Jaén y pasarlas con éxito", declara.

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Para ello, cuenta con la ayuda de su profesora, Cristina García, de la escuela de música Maestro Emilio Cebrián, a la que asiste Paco desde el pasado septiembre. "Es un chico excepcional porque tiene unas cualidades envidiables como su sentido del ritmo y su excelente oído musical", comenta con orgullo la profesora.

Estas cualidades, junto a la ilusión de Paco por seguir perfeccionando sus estudios de música y piano es lo que empujó al joven a querer presentarse el próximo mes de mayo a las pruebas de ingreso de grado medio en el Conservatorio. "Cuando se lo planteé a mi profesora, a principio de curso, me dijo que tendría que estudiar mucho y dar un salto importante. A pesar del esfuerzo que suponía, estaba dispuesto a lanzarme", recuerda Paco.

Fue entonces cuando en el mes de octubre, el joven músico y su profesora hicieron llegar a las oficinas de la ONCE de la capital las partituras de las obras de Bach, Chopin y Czerny, autores que se contemplan en el programa de las pruebas de selección.

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"Nos dijeron que en Jaén no había un transcriptor de música y que tendrían que ser enviadas a las oficinas de Sevilla. Pero en el mes de febrero, cuando volví a preguntar por las partituras, nadie las había visto", lamenta el joven.

"Es imprescindible que Paco lea las obras en braille para poder memorizarlas más rápido y trabajar con ellas en casa. Ahora sólo trabaja con el oído: yo toco y él lo repite. Pero así no avanzamos todo lo que debiéramos", apunta Cristina.

A pesar de que el tiempo se les ha echado encima, Paco no pierde la esperanza de que el Conservatorio de Jaén contemple una segunda convocatoria después del verano. "Es muy difícil porque todavía no sé si me daría tiempo a aprenderme las obras durante el verano. Además, todavía estoy esperando que me contesten al segundo envío de partituras que realicé en el mes de marzo", subraya.

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