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Columna
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Con los datos en la boca

Antes, los de la brigada políticosocial te gritaban que salieras con el carné en la boca; ahora, la Agencia de Protección de Datos -qué paradoja tan infidente- grita que pongas a disposición de Telefónica tus llamadas, íntimas o no, y que salgas con tus facturaciones en la boca. Antes, el TOP te urgía, como sospechoso de pretender dinamitar la patria, a que demostraras tu inocencia, y ni aun así; ahora, la Agencia Española de Protección de Datos -qué paradoja tan siniestra- te conmina a que seas tú, en tanto abonado, quien deniegue expresamente el permiso a la citada compañía, para que ésta pueda ofrecerte productos y servicios de otras empresas, Una resolución del 11 de febrero de la referida Agencia así lo resuelve. Según tal resolución, se concluye que Telefónica está amparada por la Ley General de Telecomunicaciones, por la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y por la Ley Orgánica de Protección de Datos; en tanto tú sólo estas amparado, si es que lo estás, aun siendo, como alegas, parte de la soberanía nacional, por la Constitución. O sea que has pasado de ser un potencial subversivo a ser un potencial consumidor y objeto de chalaneo y destino publicitario, condición esta última que no se sabe muy bien si es más arriesgada que la primera, aunque sí más propicia a fisgoneos y hasta insolencias. Ahora, sí que estamos perdidos, me dijiste el día en que un empleado de banca, supuestamente amigo, te declamó, entre copa y copa, tú nómina y saldo al céntimo, el vencimiento de la letra del coche, el de la hipoteca del piso, y lo que se te había llevado la Agencia Tributaria. Desde entonces, te percataste de que mientras los de la brigada políticosocial se las bandeaban con la cuenta de la vieja y sus cuadernitos de vigilancia, éstos sabuesos del marketing y el sacaperras, ni siquiera tienen que fabular indicios: te manipulan digitalmente. Escribía Alberti: "La poesía es oír la radio/ y estar atentos a lo que traen las ondas,/es leer los periódicos odiando a las agencias,/ y comprender que el día se ha llenado de sangre". Y de datos. De datos, igualmente tuyos. Igualmente nuestros.

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