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Entrevista:JOSÉ MANUEL CUENCA TORIBIO | Historiador | SIGNOS

"Las causas fundamentales del retraso andaluz están en el siglo XIX"

Manuel Planelles

José Manuel Cuenca Toribio (Sevilla, 1939), decano de los catedráticos de humanidades de España, acaba de publicar Historia General de Andalucía (Almuzara), un extenso volumen que pretende ser un repaso de la evolución de "un pueblo trimilenario".

Pregunta. ¿Cabe la historia de Andalucía en 1.003 páginas?

Respuesta. (Silencio) Sí y no. Decía uno de mis maestros "mil horas de análisis para una hora de síntesis". En estas mil páginas se pretenden tocar los temas clave de la evolución de nuestro pueblo. Podrían caber, pero lo importante es si yo he acertado en la selección de las claves de la evolución de Andalucía.

P. ¿Cuáles son esas claves?

R. Una misma geografía y la permanencia de unos hombres que se han transformado pero que han conservado una cultura que se caracteriza por tener una mayor capacidad asimiladora que capacidad creativa original. Otra clave es la carencia de élites y una pésima distribución de la única fuente de riqueza: la tierra. Yo no creo que haya una etnia andaluza, lo que hay es una geografía andaluza que ha facilitado el entrecruce de muchas culturas.

P. ¿Desde cuándo se arrastra esa pésima distribución de la riqueza?

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R. Lo que yo considero privilegios arrancaron de la antigüedad romana, se perpetuaron con los godos y los musulmanes y, por desgracia, no desaparecen con los cristianos. Y ahora continúan, aunque más atenuados, porque seguimos a la cola de Europa. Lo que quiere decir que nuestros dirigentes están muy desfasados, que no han puesto, a pesar del esfuerzo, el reloj en hora.

P. ¿Cuál fue el papel de la Iglesia en ese retraso?

R. Creo que el cristianismo andaluz ha sido un fermento de desarrollo de la creatividad. Pero también la Iglesia andaluza en los siglos XVIII, XIX y XX, en líneas generales, ha sido bastante retrasada. Aquí no hemos dado figuras para los cuadros eclesiásticos, hemos sido "colonizados" por obispos y canónigos que no tenían una base andaluza. En gran medida, el nacionalismo andaluz no ha cuajado porque ha carecido de base eclesiástica. El nacionalismo catalán, que es el más civil, tiene una base eclesiástica muy poderosa. El vasco la tiene exclusiva. El gallego, también bastante poderosa. En Cataluña, el clero era muy culto. Aquí, era autóctono, muy próximo al pueblo pero muy atrasado.

P. ¿El andaluz ha sido un pueblo resignado ante el sometimiento?

R. Sí, en general las sociedades agrarias lo son. Ni en Andalucía ni en España ha habido revolución. Ha habido revueltas, en momentos determinados, pero que luego se han apagado. El sentido de la organización del pueblo andaluz no es muy grande y eso todavía lo padecemos mucho hoy.

P. ¿Qué papel desarrolló Andalucía en la colonización de América?

R. América es casi, entre comillas, una creación andaluza. Ninguna otra comunidad tuvo tal impacto. Pero ya en el siglo XIX y en el XX los andaluces emigraron muy poco y hoy las casas y ateneos son casi todos gallegos o vascos, que fueron la última hornada de emigrantes. Pero eso no nos puede hacer olvidar que América dependía de Andalucía y al revés.

P. Algo que se nota en las semejanzas idiomáticas...

R. O en la arquitectura. Pero era lógico porque durante dos siglos todos los españoles que querían ir a América tenían que estar en Andalucía para embarcarse. Andalucía era la California de entonces, era la región más pujante y rica. Era el imperio dentro de España y sus modos se trasladaron a América.

P. ¿Se ha sabido reivindicar la importancia que tuvo?

R. No lo hemos sabido hacer. Usted va a Caracas y no ve un centro andaluz por ninguna parte pero sí ve centros gallegos, canarios, catalanes... El desquite de Andalucía es que no hay centros pero sí iglesias que son iguales que las de aquí, calles, formas de hablar...

P. Demos un gran salto hasta el XIX, ¿qué pasó en Andalucía?

R. Pues que hay muchas ocasiones y las perdemos todas. Las causas fundamentales del retraso andaluz están en el siglo XIX. No tuvimos una burguesía transformadora, no supimos adaptarnos a la pérdida de América y las posibilidades de la Revolución Industrial pasaron por aquí y no supimos aprovecharlas.

P. ¿Y la historia se repitió en el siglo XX?

R. Sí claro. Sin olvidar que aquí el problema agrario fue muy grande en cuanto a la lucha de clases. La Guerra Civil fue muchas cosas y una de esas es el enfrentamiento entre ricos y pobres. En Andalucía, el odio entre las clases era mayor porque se habían perdido las ocasiones durante el siglo XIX. Y este no significa que hubiera buenos y malos, una tragedia no la provoca sólo una persona.

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.

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