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Al menos 5.000 iraquíes han sido tomados como rehenes en el último año y medio

La mayoría de raptores busca dinero y no tiene objetivos políticos, según la policía

Mientras los occidentales se encuentran preocupados por el posible secuestro de su gente en Irak, los iraquíes son mucho más vulnerables. Al menos 5.000 iraquíes han sido secuestrados en el último año y medio, según indicaron fuentes occidentales y agentes iraquíes. Algunas víctimas de los secuestros son iraquíes que trabajan con occidentales, pero el principal objetivo de la mayoría de secuestros no es político, sino económico, sostiene la policía. "La única razón por la que secuestran es el dinero", asegura Jabbar Anwar, jefe de la Unidad contra el Crimen en Bagdad.

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Las peticiones de rescate, afirman fuentes policiales, oscilan entre varios centenares de euros hasta el medio millón. El porcentaje de muertos entre los rehenes es incierto, pero en muchos casos los secuestrados no vuelven a ser vistos, ni siquiera cuando la familia ha pagado el rescate exigido.

Los secuestros son una expresión más del vacío de seguridad creado tras la invasión encabezada por Estados Unidos, nunca resuelta a pesar del entrenamiento de decenas de miles de policías iraquíes. Pero ante el angustioso efecto que la industria del secuestro tiene entre las familias -especialmente, entre las más prósperas, cuyos hijos son blancos evidentes-, la policía los afronta de forma prioritaria. "Los secuestros son el primer y más importante problema de Irak", afirma el coronel Faisel Alí, jefe de la oficina especializada en secuestros de la Unidad contra el Crimen iraquí. De la misma opinión es Jabbar Anwar, que, como responsable de la unidad, lidia con todo tipo de delitos.

Las familias iraquíes están tan familiarizadas con el nuevo comercio de los secuestros que, pese al peligro mortal que acecha a sus personas queridas, raramente aceptan la inicial demanda de rescate porque saben que a partir de entonces el precio subirá con toda seguridad, explica el ingeniero Abdul Razzak Hasan. Sabe de lo que habla: él mismo fue secuestrado en la autopista, al oeste de Bagdad, el pasado 25 de diciembre. Hasan, de 45 años, fue torturado durante cinco días y su familia lo sabía, pero inició un largo regateo telefónico y finalmente fue liberado tras el pago de 20 millones de dinares (12.000 euros).

"Hotel de rehenes"

Hasan explica que varios coches llenos de hombres armados le cortaron el paso en la autopista y le dieron una paliza. Horas más tarde se despertó en un edificio que parecía un "hotel de rehenes", que albergaba a varios secuestrados. Los captores le acusaban continuamente de trabajar con estadounidenses, pero, a su juicio, esta insistencia parecía más bien un modo de asustarle.

Los secuestradores advirtieron a su familia de que no denunciaran a la policía lo sucedido. Temiendo, como muchos iraquíes, que las estructuras policiales son corruptas y están plagadas de infiltrados, nunca comunicaron el secuestro. Tampoco lo hizo Umm Sattar, de 64 años, raptada por hombres uniformados como la policía iraquí. El tira y afloja entre la familia y los secuestradores, que pedían 500.000 dólares, duró 13 días, hasta que la policía logró liberarla gracias a la información obtenida a través de un confidente.

Pese a los temores y la desconfianza, más de 1.000 secuestros han sido denunciados ante la Administración en los últimos 18 meses, según cálculos de un consejero de seguridad occidental. Incluso entre estos casos denunciados, más del 70% son rehenes iraquíes o de países árabes. Los occidentales representan un porcentaje muy pequeño. "Se trata de una crisis iraquí", afirma el citado consejero de seguridad, que exige anonimato. "La realidad es que esto [los secuestros] son un negocio", añade.

Sin embargo, la policía ha hecho algunos progresos en los últimos meses. Entre enero de 2004 y febrero de 2005 hubo, por ejemplo, 80 denuncias de secuestros en la jurisdicción de Bagdad Occidental. La investigación llevó a la liberación de 28 de estos rehenes, y 171 personas fueron arrestadas, en su mayoría cuando intentaban cobrar el rescate, según explica el coronel Faisel.

Los orígenes de estas bandas que se dedican al secuestro son muy variados, añade Faisel. Algunas agrupan a miembros de una misma familia que buscan ingresos extras; otras reúnen a estudiantes; en otros casos el origen está en gente salida de ciertas mezquitas, y están también las bandas dirigidas por presos liberados por Sadam Husein en la amnistía de la víspera de la invasión. Algunos de los secuestros -pero no la mayoría- también tienen como objetivo financiar la insurgencia. Los secuestros casi nunca se dejan al azar, subraya el coronel Faisel, quien asegura que las víctimas son cuidadosamente seleccionadas, y el plan, detalladamente elaborado.

Soldados iraquíes, junto a un coche policial tiroteado ayer por <i>marines</i> cuando se acercaba a un control en Nayaf.
Soldados iraquíes, junto a un coche policial tiroteado ayer por marines cuando se acercaba a un control en Nayaf.REUTERS

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