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El fiscal pide 25 años de cárcel para cada uno de los tres acusados de matar a golpes a un indigente en 2002

La Audiencia de Madrid juzgará a partir del próximo día 28 a Francisco José A. G., de 22 años; Rubén H. R., de 21, y Carlos C. C., de 26, acusados de matar al indigente Antonio Micol Ortiz en la madrugada del 28 de agosto de 2002 mientras dormía a las puertas de un garaje en el número 57 del paseo de Santa María de la Cabeza, cerca de Atocha.

El fiscal considera probado que los tres acusados "conocían" que un indigente pernoctaba en ese lugar y que sobre las seis de la mañana sorprendieron al mendigo durmiendo. "Con claro propósito de causarle la muerte", comenzaron a propinarle golpes y patadas por diversas partes del cuerpo. Según el fiscal, Rubén H. R. utilizó "una barra metálica", Carlos C. C. "[con el rostro cubierto por un casco] una cadena antirrobo de motocicleta" y Francisco A. G. "una navaja". La víctima sufrió "lesiones que le produjeron la muerte por hemorragia interna masiva" tras la agresión por sorpresa. Los acusados huyeron en sendas motocicletas.

El fiscal considera que estos hechos son constitutivos de un presunto delito de asesinato con las agravantes de "alevosía" y "ensañamiento". Solicitará al juez una condena de 25 años de prisión para cada uno de los acusados.

En el juicio se ha personado el Movimiento Contra la Intolerancia. La organización hace la misma consideración de los hechos que el fiscal, pero añade los agravantes de "abuso de superioridad y motivos discriminatorios", y pide la pena de 24 años de cárcel para cada uno de los jóvenes.

Las defensas de los acusados consideran que la participación de los jóvenes se produjo bajo las circunstancias eximentes de "no comprender la ilicitud de los hechos por haber consumido, durante la noche anterior, abundante cantidad de alcohol y drogas".

Las defensas de Carlos C. y Ruben H. consideran que sus defendidos incurrieron sólo en un delito de lesiones en concurso ideal con el de homicidio imprudente. Por su parte, el letrado de Francisco A. G. estima que la cuchillada que sufrió Micol Ortiz fue de "poca importancia clínica" y cree que a su patrocinado sólo se le puede imputar un delito de lesiones con prisión menor de dos a cinco años.

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La policía identificó a los agresores semanas después, gracias a la descripción de varios testigos y a las huellas dactilares que dejaron en una botella rota que los agentes encontraron en la escena del crimen. Fue su perdición: los tres sospechosos fueron detenidos en febrero de 2003.

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