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Reportaje:

20 años de copas y jazz

Los músicos regalan al dueño del bar Cambalache el tema 'Hassan dream' para celebrar dos décadas de noches gaditanas

Quienes entran al bar Cambalache, en la calle José del Toro de Cádiz, no tienen la sensación de ingresar en un templo del jazz. Su decoración es sencilla, su clientela variopinta, el trato es siempre amigable. Sin embargo, este local ha sido uno de los más tenaces focos de resistencia de la música andaluza, escuela de talentos y escenario de noches mágicas. El próximo día 3 de abril cumplirá 20 años, y lo celebrará como siempre: con música y copas. "Todo este tiempo ha pasado muy rápido, como sucede siempre con los buenos ratos", dice su propietario, Hassan Assad.

Hassan llegó a Cádiz desde su Casablanca (Marruecos) natal como estudiante, en 1980. Cinco años después, estaba casado con una gaditana y adquiría este local. "Esto era antes un bar de tapas. A mí en ese tiempo me gustaba Jimi Hendrix, Deep Purple, AC/DC... pero la música que poníamos al principio era sobre todo tecno, lo más popular", recuerda. Por aquellos primeros años, el jazz sólo sonaba en el Cambalache a la hora del cierre, cuando casi no quedaban clientes. Poco a poco, sin embargo, aquella "extraña" música fue ganando en aceptación y desplazando al pop. Además, el Cambalache disponía de espacios que podrían servir como local de ensayo y, lo que parecía más importante, tenía un escenario.

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"Los músicos se ofrecían para actuar, así sin más, gratis. Sólo querían un sitio para tocar", asegura Hassan. Como en los cuentos de hadas, aquellos jóvenes que llegaban con sus instrumentos y sus ilusiones terminaron adquiriendo predicamento, y en algunos casos saborearon las mieles del éxito. Entre ellos, figuras de la talla de Chano Domínguez, Perico Sambeat o Tito Alcedo, por citar algunos. "Ellos han mantenido esto", dice el propietario incluyendo a otros músicos no tan célebres, pero también acreditados por calidad y veteranía: Manolo Perfumo, José Guillamó, Pedro Cortejosa, Juan Sáinz, Jesús Lavilla, Alfonso Gamaza, Carlos Villoslada, Juan Gómez Galiardo, Luis Balaguer y un larguísimo etcétera.

Hassan Assad asegura que el Cambalache Jazz Club ha ido creciendo de forma paralela al desarrollo de estos intérpretes. Pero no ha sido fácil: "Otros bares de Cádiz intentaron hacer lo mismo y no pudieron mantenerse. Lógicamente, querían vender y no entendían que el jazz es cualquier cosa menos un producto de masas", afirma. ¿Cuál es, pues, el secreto del Cambalache? "Que el músico esté a gusto, y que sienta que el público, a su vez, está disfrutando", añade.

De sus relaciones con las autoridades, Hassan guarda un anecdotario no menos rico en su memoria. "Tuve varias veces a la policía en la puerta, pero por fortuna esos tiempos pasaron. Nunca he buscado subvenciones, sólo respeto", declara este amante de la noche, los saxos y las guitarras, a quien varios músicos gaditanos acaban de hacer un regalo inesperado: Hassan dream, una hermosa composición en clave jazzera. Un sueño hecho realidad que está a punto de cumplir 20 años.

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