La opción conservadora

Experiencia, talento y visión. Ésos son los tres requisitos que buscaban en Walt Disney para sustituir al controvertido Michael Eisner. El proceso de selección del nuevo consejero delegado del Reino Mágico pretendía ser muy cuidadoso y exhaustivo. Pero al final, después de cuatro meses de búsqueda, se optó por un valor seguro: Robert Iger, un hombre de la casa y con la imagen de boy scout que tanto gusta en Estados Unidos.

En el mundo mediático le llaman Bob. Es de origen neoyorquino, donde nació el 10 de febrero de 1951. Está casado con una periodista, tiene dos hijas y dos hijos. Y a partir del 30 de septiembre tendrá la responsabilidad de dirigir la compañía que más llega a los corazones y la imaginación de cientos de millones de familias en todo el mundo. "Es un honor", decía Iger tras su designación. ¿Pero está listo para asumir el puesto? Todos coinciden en que su nombramiento es la opción más conservadora, aunque nadie duda que Bob Iger es uno de los ejecutivos que mejor conoce el negocio de la televisión. Su principal baluarte, de hecho, son los 30 años de experiencia dentro de la casa si se toma como referencia su pasado en la cadena ABC.

La carrera de Iger, como la de los otros grandes ejecutivos, ha sido estelar por su brillantez y rapidez. En 1974 entraba en el gigante mediático, y poco a poco fue asumiendo cargos de responsabilidad. Fue vicepresidente de programación de ABC Sport en 1987. Un año después ascendió a vicepresidente ejecutivo de ABC Television Network y cerraba la década con la presidencia de ABC Entertainment. En 1993 fue designado presidente de la cadena, al que sumó el título de director operaciones.

Ahí quedó hasta 1999, cuando se completó la compleja fusión entre ABC y Walt Disney Company. Iger ya entró en el equipo de gestión de Disney en 1996. Pero en enero de 2000 pasó a ocupar un puesto de mayor relevancia en el Reino, al ser designado jefe de operaciones, cargo que compatibilizó con el puesto de director en el consejo de administración y con la presidencia de Walt Disney International. Su cometido era consolidar las operaciones de la compañía en todo el mundo en torno a un único líder: Michael Eisner, su defensor.

Bob no deberá perder de vista a dos hombres. Steve Jobs, el jefe de los estudios de animación Pixar. Pero sobre todo a Roy Disney, el nieto del fundador, Walt, quien no está de acuerdo con el proceso de selección y pide un cambio en la dirección de la compañía. Será duro, pero Wall Street confía en que Iger será lo suficientemente fuerte para soportar lo que se le venga encima.