El cómic reflexiona sobre los Derechos Humanos
"La gente que no conoce el cómic se asombra de la dureza que puede llegar a tener", comenta Antonio Busquets, comisario de Cómic y Derechos Humanos, la exposición que estos días refleja en San Sebastián cómo ha abordado el mundo de la historieta y la ilustración los Derechos Humanos, bien para difundirlos, bien para poner de relieve su vulneración en diferentes épocas y países.
La muestra, enmarcada en los terceros Encuentros de Cine y Derechos Humanos y abierta en la Biblioteca Central (Alderdi Eder) hasta el próximo 30 de marzo, tiene como principales ejes la Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General de la ONU en 1948, y la Declaración de los Derechos del Niño, proclamada once años después.
Autores de las más diversas nacionalidades se han acercado con sus viñetas a países y conflictos donde se han pisoteado los principios recogidos en esos textos. Es el caso de Guido Crépax y su Rusia en llamas o Art Spiegelman, ganador del Pulitzer por su obra sobre la Alemania nazi Maus. También de Luis García y sus historietas sobre el exterminio de los indios norteamericanos. Las copias ampliadas de sus trabajos cuelgan ahora de las paredes de la Biblioteca Central.
Junto a estas tiras lucen las ideadas por el dibujante Carlos Giménez, responsable del cartel de la exposición, para difundir los derechos de los más pequeños. En esta tarea le acompaña Quino, que se vale de su famoso personaje Mafalda.
La exposición, que se presenta como una invitación a la reflexión, se detiene también en la vulneración de los derechos de la mujer y lo hace a través de Sucesos, obra de Chantal de Spiegeleer. Y lanza una llamada de atención sobre los atropellos contra el medio ambiente -en la sala está Max con su tira Retrato de bosque- y los animales -Ventura y Nieto convierten al cazador en el cazado-.
