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Reportaje:

Recuerdos de dolor en el Bosque de los Ausentes

Miles de personas visitan, en el segundo día de apertura, el monumento verde en recuerdo de las víctimas del 11-M

Mábel Galaz

Lo que más sorprende al llegar es el silencio que inunda el lugar, un silencio profundo sólo roto ocasionalmente por los sonidos de las pistas de deporte que se encuentran a varios metros de allí. El silencio que se respira es aún más inesperado que el gentío que se agolpa para acceder al Bosque de los Ausentes, el monumento verde, que recuerda a las víctimas del 11-M. En silencio y en fila, miles de personas acudieron ayer por segundo día consecutivo al parque del Retiro para mostrar su respeto y recuerdo a los que ya no están.

La primavera ayer visitó Madrid y la gente se echó a la calle, aunque si no hubiera acompañado el tiempo el destino de muchos hubiera sido el mismo.

Los 192 cipreses y olivos que están dispuestos en el Bosque de los Ausentes ocupan la parte del parque del Retiro más próxima a la plaza y a la estación de Atocha, donde las bombas hicieron más daño. Hasta allí llegaron ayer familias enteras, grupos de jóvenes, parejas y hasta personas en silla de ruedas. Eran visitantes de Madrid, de otros puntos de España, turistas y un gran número de inmigrantes, algunos de ellos incluso portando la bandera de su país. Dos coches de policía vigilaban el paseo.

"He venido para explicarle a mi hijo de ocho años lo que pasó ese día"

La subida a la colina artificial era un recorrido lento y a la vez emocionado. Más de 30 minutos había que esperar, a la una de la tarde, para subir a lo alto del Bosque de los Ausentes, coronado por sólo tres cipreses.

El paseo silencioso y ordenado estaba salpicado de velas, rosas rojas, estampitas de vírgenes y alguna también de Jesús de Medinaceli.

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Entre las velas encendidas y las flores, mensajes para los que no están de quienes les añoran. "Para los que se fueron antes de tiempo". "Con vuestra muerte hemos muerto todos un poco". "No te olvidaré". Hubo niños que fueron con sus dibujos a lápiz de su particular Bosque de los Ausentes, otros que en sus cuartillas recordaban los trenes de la muerte.

En el lugar sólo queda de la ceremonia oficial del día 11, la corona de flores blancas y malvas con la inscripción "en memoria de todas las víctimas del terrorismo", que depositaron los reyes de España en presencia de personalidades llegadas de todo el mundo.

"He venido para explicarle a mi hijo de ocho años lo que pasó el 11-M", explicó un padre. "Yo se lo debía a ellos, por eso estoy aquí", decía una mujer. "Nosotros somos vecinos del Pozo, no hemos perdido a nadie, pero en realidad muchos eran vecinos nuestros", señalaba un matrimonio. Una mujer refugiada en sus gafas de sol escondía las lágrimas y prefería guardar silencio.

"Volveremos más veces", confesó una mujer que se secaba las lágrimas con un pañuelo blanco muy arrugado. "No podemos, ni queremos olvidarles. Este sitio es increíble, te remueve, sobre todo el silencio que ha quedado y que contrasta tanto con las explosiones y el ruido de sirenas de aquel día".

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Sobre la firma

Mábel Galaz
Fue la primera mujer en pertenecer a la sección de Deportes de EL PAÍS. Luego hizo información de Madrid y Cultura. Impulsó la creación de las páginas de Gente y Estilo. Ha colaborado con varias cadenas de televisión y con la Cadena Ser. Ahora escribe en El País Semanal.

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