El éxito
Ya lo decía Kipling: que son dos impostores, que los carga el diablo. El fracaso y el éxito. Hay un libro de Rafael Cansinos (el maestro de Borges) titulado El divino fracaso. A lo mejor por eso el argentino sostuvo siempre que una buena derrota tiene más dignidad que una mala victoria. Puede ser. Pero el fracaso, por muy digno que sea, más que dignificar lo que a menudo hace es cabrear, emputecer, alocar a la gente. El éxito, lo dicen quienes saben de estas cosas porque las han probado, lo que hace es ablandar e idiotizar incluso a las personas menos predispuestas a caer en las redes de los aduladores. Una niña una vez ganó el Premio Adonais y al día siguiente firmó este titular: "Yo puedo prescindir de la poesía, pero la poesía no podrá nunca prescindir de mí". Luego se le pasó la enfermedad. La que sobrevivió tan fresca, claro está, fue la poesía.
Del éxito algo sabe Javier Cercas, que ha vendido ya más de un millón de ejemplares de su libro Soldados de Salamina, traducido a veinte idiomas y convertido en película estupefaciente por David Trueba. Ahora acaba de sacar la siguiente novela después de sus Soldados. Una prueba de fuego para Cercas. ¿Cómo se enfrenta uno a una nueva novela después de haber pulverizado récords con la anterior? Uno puede convertirse en un Bartleby o en un perfecto idiota. También puede acabar convertido en farsante profesional, o titiritero literario de lujo, lo cual, por otro lado, exige unas dotes interpretativas al alcance de pocos mortales.
Pero el bueno de Cercas ha conjurado todos los peligros y no ha dado en idiota, ni en Bartleby, ni todavía menos en farsante. Se ha tomado su tiempo para escribir La velocidad de la luz y al fin la ha publicado. Ha decidido refutar (o completar) el argumento de su anterior novela (los monstruos pueden ser muy humanos) y mostrar la otra cara de la historia (los humanos, según las circunstancias, pueden muy fácilmente transformarse en monstruos). Cercas dice que escribe novelas de aventuras sobre la aventura de escribir novelas. Una aventura en la que los naufragios son el fin habitual de las navegaciones. Y sin embargo todos o casi todos los aventureros que se embarcan en esa aventura sueñan con descubrir América. Todos sueñan, aunque nunca lo admitan, con el éxito. Todos andan tras él (si no, de qué tanto codazo y tanta coz). Esa cucaña, esa ruleta ciega es quien decide el número y el nombre de los afortunados.
Javier Cercas lo sabe, por eso ha escrito, dice, una novela sobre la estupidez del éxito. "Cuando pierdes de vista que el éxito es obra del azar y no del mérito estás acabado. Te conviertes en un cretino". Eso lo dice Cercas. Rodney Falk, el personaje de su última novela, nos avisa: "Quien sabe a dónde va no llega a ninguna parte".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.