Un terrorista mata a 46 personas en un funeral chií en Irak
Chiíes y kurdos logran un acuerdo para formar Gobierno
Un atentado suicida contra una mezquita chií de Mosul, la principal ciudad del norte de Irak, causó ayer al menos 46 muertos y dejó cerca de un centenar de heridos. El terrorista hizo estallar la carga explosiva en el interior del templo, abarrotado de fieles que asistían al funeral de un destacado miembro de la comunidad chií, que cuenta con una pequeña representación en Mosul, aunque es mayoritaria en el centro y el sur del país. Fuentes sanitarias iraquíes fijaron en al menos 46 la cifra de víctimas mortales, aunque las fuerzas de seguridad estadounidenses indicaron inicialmente que se habían registrado entre 25 y 30 muertos.
Mosul, la tercera ciudad más importante de Irak, está habitada por suníes (dos tercios de su población) y kurdos, que controlan gran parte del norte del país tras la guerra que derrocó a Sadam Husein, en 2003. La mezquita Sadrain, donde se produjo el atentado, está situada en la zona este de Mosul, en el distrito kurdo. En el momento del ataque se estaban celebrando los funerales del jeque Mahmud al Arayi, próximo al clérigo radical Múqtada al Sáder.
El Comité de los Ulemas de Mosul, la principal organización religiosa suní, condenó el atentado contra el templo chií. A partir de las elecciones del 30 de enero, en las que los chiíes se proclamaron vencedores, los ataques contra la población civil de esta comunidad se han sucedido en Irak. La explosión de un coche bomba en Hilla, al sur de Bagdad, mató a 125 personas el 28 de febrero.
La Alianza chií y la Coalición kurda alcanzaron ayer un "acuerdo total" para la formación de un nuevo Gobierno en Irak. "Hemos alcanzado un consenso definitivo, en los próximos días se conocerán los detalles", explicó en Bagdad un portavoz del movimiento religioso chií, que controla la Alianza.
La disputa sobre el estatuto final de la ciudad de Kirkuk, capital de una zona rica en yacimientos de petróleo situada 250 kilómetros al noreste de Bagdad, ha quedado aparcada hasta la redacción de la nueva Constitución de Irak. Los kurdos quieren integrar Kirkuk en su región autónoma, en contra de las comunidades árabe y turca de la ciudad.
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