Sanidad y sindicatos
Quiero mostrar mi apoyo y solidaridad con las reivindicaciones de los trabajadores del hospital de Jaén, aunque además pediría que ellos muestren su solidaridad con nosotros, los pacientes. Me extraña de las reivindicaciones laborales en ese hospital, que los sindicados de clase, UGT y CC OO, vayan de la mano de los sindicatos gremiales, SATSE, CEM y CSIF, cuando la principal lucha de los primeros ha sido siempre combatir a los segundos por ser excluyentes entre la clase obrera.
Estos últimos sindicatos no deberían existir, porque su espacio ya lo ocupan los respectivos colegios profesionales. Como militante de izquierdas, me gustaría que tanto UGT como CC OO defendieran también a los trabajadores más desfavorecidos en el sector sanitario, que no son otros que los que trabajan en la sanidad privada. Estos últimos, tengo entendido, tienen la mitad de derechos, cobran mucho menos y trabajan mucho más que en la pública. Pero nunca veo que UGT y CC OO se movilicen por defender a los trabajadores de la sanidad privada en la provincia de Jaén. Como rojo, también pediría a nuestros sindicatos de clase que intenten buscar soluciones para la sanidad pública, porque entre ellos, los sindicatos gremiales y los directivos del SAS se están cargando la gallina de los huevos de oro y pronto nos veremos, como en EE UU, muriéndonos a las puertas de los hospitales sin que nos atiendan porque no podamos pagar un seguro sanitario privado.
Ahora, por lo menos, tenemos derecho a esperar para ser atendidos. Creo que UGT y CC OO deberían movilizarse para denunciar a los que están saqueando de verdad a la sanidad pública, que no son otras que las multinacionales farmacéuticas. Deberían exigir que se recetaran sólo medicamentos genéricos y persuadir con fuerza de ello a los que tienen que hacer esto, es decir, a los médicos. Así se evitaría la bancarrota de la sanidad pública y, además, se ahorraría mucho dinero que podría dedicarse a contratar a más profesionales y en mejores condiciones.
Todos saldríamos ganando. Me gustaría también, si no es mucho pedir, que nuestros sindicatos de clase realizaran fuertes campañas de denuncia de la compatibi-lización del trabajo de muchos profesionales de la sanidad pública en la privada, y de los tejemanejes que éstos se traen con tratos de favor en los hospitales públicos para los pacientes que antes han pasado y han pagado en sus respectivas consultas privadas. Deberían denunciar a la Administración que cierra los ojos ante estos casos o que admite convenios asistenciales de concertación para favorecer a algunos centros privados. En resumen, me gustaría que nuestros sindicatos de clase hicieran en el sector sanitario una auténtica política laboral de izquierdas. Ellos mismos se beneficiarían, pero si siguen en esta línea y de la mano de los sindicatos gremiales, pocos votos sacarán de los trabajadores de la sanidad pública en las elecciones sindicales y menos de los de la privada, aunque parece que estos últimos ni les interesa.
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