"Siria no se ha enterado de que ha acabado la guerra fría"
Walid Yumblat, de 55 años, es el caudillo de la minoría drusa de Líbano, pero en estos días es sobre todo el líder carismático de una revuelta popular y democrática que se desató hace dos semanas tras el asesinato de su amigo y ex primer ministro Rafik Hariri. Su voz suena potente y firme en todos los foros reclamando la salida de las tropas y de los servicios de inteligencia sirios que desde hace cerca de tres décadas controlan su país.
Hace pocos días en este mismo castillo residencia de Mujtara, donde durante cientos de años ha vivido su familia, volvió a escucharse la voz de Yumblat al frente de la oposición para reivindicar el derecho a la independencia, la libertad y el fin de una tutela para él inconcebibles en un Oriente Próximo en el que han empezado a soplar los vientos de cambio y las reformas. En su opinión, "Siria no se ha enterado de que hace tiempo que ha acabado la guerra fría y ha caído el muro de Berlín".
"Todo está en movimiento en el mundo árabe, excepto para Bachar el Asad. No ve que en Líbano hay una 'primavera' en marcha"
"Quiero ir a hablar con el presidente Zapatero y explicarle mi posición, dado que España mantiene buenas relaciones con Siria"
Walid Yumblat reconoce que la revolución pacífica en la que se encuentra empeñado Líbano no es fácil y su desenlace, incierto. Quizá por eso ha decidido buscar aliados. Quiere acercarse a España para pedir que su jefe de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, medie en el conflicto con el presidente sirio, Bachar el Asad, con el que Madrid mantiene excelentes relaciones.
En estos momentos de incertidumbre y desasosiego, Yumblat ha optado por buscar de nuevo refugio en su palacete de Mujtara, en el corazón de las montañas libanesas del Chuf, el feudo de la comunidad drusa, a medio centenar de kilómetros de Beirut. Aunque asegura no tener miedo, Yumblat ha reducido al mínimo sus desplazamientos a la capital y ha preferido enviar al extranjero a su hijo primogénito, con la excusa de que debe finalizar allí sus estudios. En las puertas de su residencia, los guardias de seguridad, empuñando fusiles de asalto, cachean a los visitantes. Entre los árboles y desde lo alto de las torres de la fortaleza, se adivinan más hombres armados. Para todos los drusos aún esta vivo el atentado terrorista perpetrado contra Hariri, pero sobre todo el recuerdo del asesinato del anterior jefe del clan, Kamel Yumblat, en 1976 en Beirut, mientras mantenía una dura polémica con el régimen sirio de Hafez el Asad.
Pregunta. ¿Es usted el líder de la revuelta libanesa?
Respuesta. ¿El líder? No. Soy un miembro más de la oposición. Pienso, sin embargo, que Hariri sí lo era, que era uno de los pilares de esta oposición, un peso pesado del mundo árabe.
P. ¿Y Siria entiende lo que ustedes piden?
R. Hace tiempo que se ha acabado la guerra fría. No se puede permanecer anclado en el pasado, momificado. Los sirios no se han enterado aún de que la guerra fría ya se ha terminado y que ha caído el muro de Berlín.
P. ¿Esto quiere decir que la solución va para largo?
R. Los vientos de cambio han empezado a soplar en Oriente Próximo; ocho millones de personas han votado en Irak, Mahmud Abbas ha sido elegido presidente en Palestina a pesar de la ocupación; Hosni Mubarak anuncia en Egipto reformas constitucionales y en Arabia Saudí se celebran elecciones municipales. Todo está en movimiento en el mundo árabe. Excepto para Bachar el Asad. Ni siquiera se ha enterado que en Líbano hay una primavera en marcha.
P. ¿Daría la sensación por lo que dice, que está defendiendo la política de EE UU en la zona?
R. No es esto. Aunque indirectamente pienso que EE UU está haciendo mover las cosas. No es una cuestión de ideología. La causa árabe no es la misma que antes. No podemos mantener en nombre de los viejos conceptos de la "causa árabe" un régimen militar y policiaco como el que nos oprime. Me niego a que Líbano sea por más tiempo un rehén, hasta que haya paz en el Golán y en Palestina, como ellos sugieren.
P. ¿No cree que en su ideario político ha habido un cambio brusco desde las posiciones prosirias hacia una actitud más radical, como la que defiende ahora?
R. Ya en el invierno del año 2000 hice un discurso en el Parlamento en el que planteé la necesidad de equilibrar las relaciones entre Siria y Líbano. Me acusaron de traidor y de proisraelí. Lo único que hacía era defender el pensamiento de mi padre -Kamel Yumblat- cuando dijo "no" a Hafez el Asad, lo que le costó la vida en 1976. Tengo la conciencia muy tranquila.
P. ¿Por qué hace unos días pedía la dimisión del presidente Emile Lahoud como responsable de todas las catástrofes que asolan su país, pero ahora no se le oye insistir en ello?
R. Mi posición personal es que el presidente Emile Lahoud debería dimitir. Ésta es mi opinión personal, pero he tenido que someterme a la posición de la mayoría de los miembros de la oposición.
P. ¿Cuál es su opinión con respecto al partido integrista Hezbolá y su posición de enfrentamiento a la revuelta?
R. Quiero dejar una cosa clara: Hezbolá es un partido nacional. Hizo un excelente trabajo en el sur de Líbano frente a la ocupación israelí. Espero que ahora se una a las fuerzas de la juventud y participe en la construcción del nuevo Líbano. Nuestros problemas hay que resolverlos a través del diálogo.
P. ¿Y no teme la reaparición de las milicias armadas como sucedió durante los 15 años de guerra civil?
R. El tiempo de las milicias armadas ha acabado, con la única salvedad de Hezbolá. Pero si se refiere a lo sucedido en Trípoli estos días, le diré que allí no han aparecido milicias, lo que había en aquella ciudad era simplemente caos.
P. ¿En esta situación cree que es posible la celebración de elecciones legislativas?
R. No sé lo que va a pasar. Ni siquiera sé lo que va a ocurrir mañana.
P. ¿Después de lo sucedido con Hariri no siente que su vida está en peligro?
R. No lo sé. Depende de ellos. De todas maneras prefiero tomar mis precauciones y pasar en Mujtara el máximo tiempo posible, aunque esto no significa que no viaje a Beirut. No es cuestión de que nos maten a todos los de mi familia juntos. Mi hijo está estudiando en el extranjero. ¿Significa que tengo miedo? No. Desde el atentado contra Maruan Hamade, el pasado octubre, y el asesinato de Rafik Hariri he comprendido que nunca más podré sentir miedo.
P. ¿Hasta cuándo va a ser capaz de inyectar tanta energía?
R. Sí es cierto que tengo mucha energía, pero espero que los refuerzos lleguen pronto.
P. ¿Está usted insinuando con ello la injerencia de una tercera parte?
R. La revolución de EE UU contra Gran Bretaña se hizo con la ayuda de La Fállete y la Revolución Francesa. Es cierto que han cambiado los tiempos, ahora la intervención extranjera se hace con la CNN, Al Arabiya o Al Yazira.
P. ¿Qué país puede ayudar a Líbano en esta situación?
R. Quiero ir a España a hablar con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Quiero explicarle personalmente mi posición, dado que España mantiene buenas relaciones con Siria y especialmente con Bachar el Asad. Pero tiene que cambiar la percepción de lo que pasa aquí. Si los Omeya estuvieron 800 años en España, aquí con 30 años hemos tenido ya suficiente.
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