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Columna
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Crisis y talento

Hasta ahora, la principal actividad de Justo Nieto como consejero de Industria había consistido en negar la existencia de cualquier crisis en la Comunidad Valenciana. A esta tarea había dedicado Nieto la mayor parte de sus energías. Cuando un sector se encontraba en dificultades y los empresarios levantaban la voz en demanda de soluciones, Justo Nieto se apresuraba a desmentir esas dificultades. De hacer caso al consejero, habríamos dicho que los industriales del calzado, del textil, o de la cerámica, sufrían una especie de alucinación colectiva que les impedía percibir la realidad.

Como los diarios suelen traer cada día la noticia del cierre de alguna empresa, o un descenso en las exportaciones, la postura de Nieto se había vuelto insostenible últimamente. Ante ello, el consejero se ha visto en la necesidad de variar su opinión y, en unas recientes declaraciones, ha afirmado que la crisis existe y es inevitable. Pero no crean ustedes que la crisis de la que habla Nieto es una crisis industrial. De ningún modo. Se trata de una crisis que afecta a toda la sociedad. Es la sociedad misma la que está en crisis, viene a decir Nieto. Y, ¿qué puede hacer el Gobierno ante esta circunstancia de un carácter tan general? Está claro que el Gobierno no puede hacer nada y los empresarios, sostiene Nieto, deberán acostumbrarse a convivir con la crisis del mismo modo que uno se habitúa a hacerlo con una jaqueca permanente.

A lo largo de su trayectoria, Justo Nieto ha demostrado ser un hombre perspicaz. Debe saber, por tanto, que con manifestaciones de ese carácter menosprecia nuestra inteligencia. Como nosotros no deseamos menospreciar la suya, aceptaremos que representa un papel incómodo al manifestarse de esta manera. Por lo demás, su falta de moderación carecería de importancia si, al tiempo que niega la crisis, Nieto estuviera proyectando una política industrial para la Comunidad. Como no lo hace, y sabemos que es una persona resolutiva, nos inclinamos a pensar que lo que en realidad sucede es que carece de dinero para habilitar soluciones.

Quizá sea esa falta de dinero la que le haya obligado a declarar que nuestras empresas no necesitan investigación para salir de la crisis, sino talento. Es una curiosa manera de ver el problema. Desde luego, el talento es necesario para la empresa, aunque es improbable que sólo con él se logre superar la situación. Para que produzca algún resultado positivo, tangible, el talento necesita infraestructuras que favorezcan la innovación. Si falla esta base, es muy poco lo que se puede hacer. Por eso, convendría crear las condiciones adecuadas para que la capacidad de los empresarios -de aquellos que la posean, claro está, que no son todos- pudiera manifestarse.

Mientras Justo Nieto comprueba si el talento es suficiente para sacar a nuestra industria de la crisis, no estaría de más que echase un vistazo al informe que el Council of Competitiveness publicó en los Estados Unidos hace unos meses. Eso le permitiría averiguar qué medidas arbitran otros países más avanzados que el nuestro para competir en una economía global. Aunque me temo que las recomendaciones de los expertos norteamericanos no le iban a gustar demasiado al consejero. Por cierto, que el informe no dice una palabra de abandonar las manufacturas, como aquí ha propuesto algún destacado dirigente de la patronal.

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